Maestro Tomás Bustos Muñoz/Paulino Lorea
En su último informe de gobierno, el presidente López Obrador le explicó a la oposición por qué el cambio de régimen en México es imparable, porque -en su momento- quienes gobernaban querían poder sin pueblo.
Contundente golpe de realidad. A un mes de que el presidente López Obrador se jubile y termine su mandato, dijo sentirse satisfecho, y no es para menos, pues el cambio de régimen en México que él impulsó con la cuarta transformación, avanza imparable.
Ya se instaló la LXVI Legislatura con la mayoría calificada de Morena y aliados, con 17 iniciativas de reformas constitucionales que presentó el presidente, ya aprobadas en la Comisión de Puntos Constitucionales, lo que sigue es mero trámite.
La reforma de mayor controversia es al Poder Judicial con la elección popular de ministros, magistrados y jueces, al abordar el tema en su último informe, el presidente pidió a los miles de asistentes en el zócalo capitalino y en una votación a mano alzada, saber quiénes estaban a favor, generando una marea de manos en alto que acaso dan fe de sus altos niveles de popularidad, (7.4).
El régimen del PRI y los 12 años del PAN murieron por no nutrirse del pueblo y abusar del poder que les fue conferido, pero ahora el riesgo con la 4T es igualmente proporcional, y un ejemplo es el de un grupo reducido de valientes madres buscadoras y de mujeres indígenas, quienes llevan dos semanas apostados junto a la bandera monumental, y fueron ignoradas por López Obrador, ahora en espera de ser recibidas por la próxima presidenta.
En su sexto informe, el presidente se dijo confiado de que su sucesora, Claudia Sheinbaum seguirá con su legado, sin embargo, la primera presidenta de México, también tendrá una responsabilidad histórica: permitir o evitar que se dinamite el equilibrio de poderes en el país.
La reforma al Poder Judicial que mantiene paralizado al país en ese rubro, por la protesta de trabajadores, es uno de los primeros retos que afrontará Claudia Sheinbaum a partir del primero de octubre.
Más allá de los indicadores optimistas que el presidente presentó, sobre todo en temas de salud, refiriéndo que deja un sistema mejor que el de Dinamarca, o en materia de seguridad, destacó que la confianza social hacia el gobierno creció más del cien por ciento, lo que hace sentido al ver los altos niveles de votación que recibió Claudia Sheinbaum y que refrendaron la confianza popular en el gobierno que encabeza López Obrador.
México requiere una oposición responsable, que regrese a los fundamentos de la política para que exista poder con el pueblo y que trabaje a capa y espada por defender el equilibrio de los poderes ejecutivo, legislativo y Judicial, lograrlo, sería una forma de reivindicación.