Maestro Tomás Bustos Muñoz/Paulino Lorea
Primero conocernos, después entendernos para así poder tomar las mejores decisiones respecto a: ¿Cómo vivir?…
La semana pasada, con el tema: ¿Como soy?, comenté sobre el video de Sadhgurú, místico y yogui, donde una de las conclusiones era: “El proceso de desear, en nosotros, es un proceso continuo que solo tiene un objetivo: ¡Nuestro bienestar!, de eso se trata todo, de un continuo esfuerzo en la búsqueda de nuestro bienestar. Da lo mismo si el esfuerzo es para trabajar, para ir a una fiesta, hacer deporte o para ir al templo, lo que buscas es tu bienestar. Lo mismo si formas una familia o estudias una carrera, todo tiene como objetivo tu bienestar.” En esa línea de pensamiento, dentro del tema: ¿Como soy?, tratemos hoy la vertiente: “La búsqueda de la felicidad”
Pareciera que el objetivo de vida que compartimos la mayoría de los seres humanos es la búsqueda de la felicidad, sin embargo, no parece que seamos felices. Entonces: ¿qué es la felicidad y por qué es tan difícil alcanzarla?
“Brindemos: ¡Salud, dinero y amor!” Esta frase parece resumir los tres deseos más generalizados y buscados por cada uno de nosotros. La mayoría los hemos deseado para nosotros mismos y para los demás; pero desearlo no es suficiente, cada uno de estas aspiraciones requiere de un esfuerzo para lograrse y, asumiendo que ese esfuerzo se realiza y el resultado es favorable, pensamos que vamos a alcanzar la felicidad, hasta que la realidad nos vuelve a ubicar. ¡Entendamos!, tener salud, dinero y amor no es garantía de nada; hagamos una pausa para analizarlo: si la felicidad se logra al tener salud, dinero y amor, qué pasó durante el tiempo transcurrido en lograr estos deseos: ¿acaso no fuimos felices durante ese periodo de tiempo?, ¿y si esto nos llevó cinco o diez años?, ¿fue tiempo perdido? No parece una aspiración que funcione, ¿cierto?
Si observamos la realidad de nuestra propia experiencia y ponemos un poco de atención a la vida de las demás personas, será evidente que si la salud nos diera la felicidad, las personas sanas serían felices, y eso no pasa; si el dinero nos garantizara la felicidad, las personas ricas serían felices y eso no pasa y si el amor nos diera la felicidad, las personas que aman o son amados serían felices y, pese a loque predican las novelas, eso tampoco pasa. Y si seguimos inquiriendo en la misma línea de pensamiento, notaremos que lo mismo ocurre con cada uno de los deseos que tenemos, soñamos o pensamos que nos harán felices, ya sea casarse, tener hijos, casa, auto, etc… sólo hay que observar a las personas que tienen lo descrito y sin embargo en sus vidas hay carencias, drama, queja, sufrimiento e insatisfacción en algún nivel.
El problema central es que nadie nos enseñó que la felicidad no es un producto; la felicidad es un estado, es una actitud, es algo que decidimos conscientemente, es el resultado de aceptar la realidad como es (sin dejar de esforzarnos por mejorar) en lugar de luchar contra ella y quejarnos porque no sucede lo que esperamos; en pocas palabras, no nos enseñaron cómo somos y como funcionamos. El maestro Faustino Castro (qpd) decía: “luchar contra la realidad es infantil”. La tradición budista dice: “coopera con lo inevitable”; cuando comprendemos esto, dejamos de sufrir cuando no sucede lo que esperamos, porque entendemos que la vida es como es y entendemos finalmente que ser feliz es una decisión individual y consciente. Imagina por un momento a quién sufre por envejecer,… pues va a sufrir con la realidad a lo tarugo: ¿Ya entendiste?
(Imagen tomada de “X”, cta.: Moral Wisdom)
Es imperativo comprender que la felicidad es algo que sucede dentro de nosotros. Si la felicidad depende de cualquier cosa externa a nosotros, estamos sentenciados a la infelicidad permanente, excepto cuando de manera fortuita, la realidad coincide con algún deseo o expectativa previa; en esos casos caemos en el engaño de que la felicidad surge de algo externo a nosotros, porque nos pareció evidente ya que tuve un sentimiento de alegría por algo que sucedió en el exterior. Atribuir la felicidad a lo externo es el error, volveríamos a la premisa del inicio en donde la salud, el dinero, el amor, etc., son los elementos que nos dan la felicidad, y no es así.
Cuando no vemos la distinción entre el exterior y lo que somos en nuestro interior, vivimos la que, en nuestra opinión, es la más grande de las confusiones acerca de la felicidad, que es confundirla con placer. Cuando sentimos placer, creemos que somos felices, pero no es lo mismo. A continuación, algunas de sus diferencias: el placer es exterior, la felicidad es interior; el placer se termina, la felicidad no; el placer hastía, la felicidad no; el placer en ocasiones cuesta, la felicidad siempre es gratis. Después de todo, si el placer nos diera felicidad, todas las personas que sienten placer serían felices y eso, tampoco pasa… ¡Así de sencillo! …Con la colaboración de Santiago Heyser, Jr.
Un saludo, una reflexión.