Bienvenido Kike Rivera como columnista de Quadratín Bajío
La Fuerza que Transforma Ciencia y Cultura en Agentes de Cambio
Mi experiencia de más de dos décadas en el ámbito de la comunicación, tanto en medios como en la dirección de comunicación institucional, me ha enseñado que el verdadero valor de la comunicación radica en su capacidad para conectar, informar y transformar. Como Director de Comunicación y Enlace de la Universidad de Guanajuato, mi misión es precisamente esa: crear un puente que permita que el conocimiento, la cultura y los avances tecnológicos fluyan y se difundan, conectando a la comunidad universitaria con el mundo exterior.
En una era en la que la tecnología cambia de forma acelerada, las universidades desempeñan un papel crucial no solo como centros de aprendizaje, sino como fuentes de información confiable sobre ciencia, cultura e innovación. Para que los avances generados en estos espacios realmente impacten, es esencial que contemos con estrategias de comunicación que sean efectivas, incluyentes y adaptadas a la audiencia actual. Desde investigaciones científicas que abordan temas de interés social hasta eventos culturales de relevancia, cada logro académico debe ser difundido con la importancia que merece. Las universidades no solo son espacios de generación de conocimiento, sino también de diálogo, y es nuestro deber dar a conocer sus avances de forma accesible y comprensible para la sociedad.
En esta línea, los avances tecnológicos en el ámbito de la comunicación, como la Inteligencia Artificial y las plataformas digitales, se han convertido en herramientas poderosas. Nos permiten llegar a un mayor público, analizar mejor las audiencias y crear contenido personalizado que genere impacto. Sin embargo, el uso de estas tecnologías trae consigo un compromiso ético: la inclusión. La comunicación incluyente no solo consiste en emplear un lenguaje que respete la diversidad de identidades, sino en asegurar que los mensajes lleguen a todas las personas, independientemente de su contexto o condición. En este sentido, las universidades tenemos la responsabilidad de ser ejemplo de cómo la tecnología puede y debe usarse para crear una comunicación más humana y respetuosa.
La participación estudiantil es otra piedra angular en el ámbito de la comunicación universitaria. Los estudiantes no solo son destinatarios de información, sino también actores principales en la construcción y transmisión de conocimiento. A través de su participación en proyectos académicos, culturales y científicos, los jóvenes contribuyen a que el conocimiento universitario tenga una repercusión real en la sociedad. Al involucrarse en iniciativas de comunicación, los estudiantes desarrollan habilidades de liderazgo y colaboración, aprendiendo así que la comunicación es una herramienta poderosa para crear conciencia, construir comunidades y fomentar el cambio social.
En mi rol como Director de Comunicación, he podido observar el impacto positivo que una comunicación efectiva e incluyente tiene en la universidad y en la comunidad en general. La comunicación desde las universidades no solo informa, sino que inspira, genera sentido de pertenencia y construye un diálogo constante. La difusión de la ciencia y la cultura es esencial para el crecimiento de una sociedad crítica y participativa, y la comunicación es el vehículo que permite que ese conocimiento llegue a donde más se necesita.
El futuro de la comunicación universitaria está en nuestras manos. Como profesionales, tenemos la responsabilidad de adaptarnos a los cambios tecnológicos, de promover una comunicación incluyente y de seguir trabajando para que la voz de nuestras universidades se escuche en cada rincón de la sociedad. Solo así lograremos que la universidad se convierta en un espacio abierto, en el que el conocimiento no solo se genera, sino que se comparte y se vive.
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