Cien días de prosperidad compartida
Hace una semana el escritor y editorialista Juan Villoro escribió un artículo que tituló “Lector por encargo”, (A.M. viernes 3 de enero de 2025) en donde revela la existencia de un amigo que ofrece servicios, como un singular negocio, para sintetizar libros y explicarlos en una amena charla; así que esa actividad la denominó “Lector por encargo”. Con esta actividad logra que quienes obtienen estos resúmenes reciban reconocimientos y elogios como si hubieran leído completa una obra y acrecientan su proyección como personas cultas y ávidos lectores sin serlo, obviamente complementado con la posesión de los libros originales en su biblioteca.
Esta forma de autoengañarse, según manifiesta Villoro, ha prosperado y sirve a muchos para sus charlas y pláticas informales de caracter social o de negocios; a grado tal que hasta llegan a preguntarles “¿cómo le haces para leer tanto?”.
El tema en realidad da para mucho más, porque esta idea y la realización de síntesis o resúmenes de libros, sobre todo de obras clásicas de la literatura universal, no es nueva sino que me hizo recordar desde los años 70s unas publicaciones muy económicas que se exhibían y vendían en los puestos de periódicos, cuyo autor había adoptado el pseudónimo de Severo Mirón, cuyo nombre real era Julio Samuel Morales Ferrón, oriundo de Ciudad Mendoza, Veracruz, quien fue editorialista, columnista, articulista, reportero y locutor; en la radio y en la televisión dirigió el programa muy famoso “Platícame un libro”, precisamente con los resúmenes y síntesis de los clásicos de la literatura universal.
Desde los años 50s también hubo publicaciones de Editorial Novaro, a manera de cuentos o comics de una colección sobre “Clásicos de la Literatura” que era una antología que recuerdo en mi niñez de los mejores exponentes de la literatura, entre ellos como La Isla del Tesoro, Los Tres Mosqueteros, El Conde de Montecristo, obras de Julio Verne, Tom Sawyer, Ben-Hur, obras de Edgar Allan Poe, etc., cuyo nombre oficial fue “Clásicos de Oro Ilustrados”; mi padre los compraba en el centro en las famosas tiendas de la época como “Nanos” y “Pancholín”.
Nos sirvieron de mucho como cultura general para los niños y adolescentes de aquella época, como su servidor, porque nos abría las puertas y la curiosidad para leer las obras originales; sin el afán de parecer “cultos”, en el sentido en que lo utiliza el amigo que relata Juan Villoro, sino solamente como formativo y educativo para la niñez y la adolescencia.
Ambas formas de motivarnos a la lectura, en mi caso y de algunos de mis hermanos fueron eficaces pues con el tiempo hemos sido asiduos lectores en general; pero en especial me gustaron las publicaciones y síntesis que realizaba Severo Mirón mucho más apegadas a los textos originales y sin ilustración alguna. Sorprenderá a los amables lectores cómo una persona de la calidad y actividades culturales de Severo Mirón que logró compilar en 150 volúmenes como diez mil libros resumidos y sintetizados, según sus biografos, además de componer algunas canciones exitosas, una en la voz de la cantante María Victoria llamada “Como un Perro” y otra intitulada “Estúpido Cupido” éxito en las voces de los Hermanos Martínez Gil, fuera asesinado en sus oficinas ubicadas en la colonia Popotla, el 1 de febrero de 2002, de manera brutal, recibiendo cuatro cuchilladas en diferentes partes del cuerpo, la principal fue la de un gran tajo en el cuello.
Las investigaciones de la policía judicial del entonces Distrito Federal, a cargo de Damián Canales, lograron esclarecer el homicidio de este amante y difusor de la cultura; apenas dos meses después de cometido el crimen y quien explicó el móvil del homicidio fue el entonces Subprocurador de Averiguaciones Previas Renato Sales Heredia, a la vez que reveló la identida…