Listo operativo para tener un ambiente familiar en el Querétaro vs Pumas
Freddy Cano era un muchacho humilde oriundo de Tlaxcala; se sintió intimidado aunque contento por conceder la primera entrevista periodística de su vida.
Guillermina García, reportera del Instituto Mexicano de la Radio platicó con él, no por ser el líder de la Vuelta Ciclista a México, sino por todo lo contrario: mantenerse en la ruta aún en los últimos lugares de la clasificación.
Todos se van con los ganadores; en nuestra junta de trabajo de esa mañana, Peltieritos (productor), Paco (operador), Enrique Lazcano (voz oficial), Guille y yo (reporteros), como equipo del IMER, decidimos mejor platicar con los que tienen el mérito de no renunciar, a pesar de todas las adversidades.
Se corría apenas la cuarta etapa de la entonces más importante competencia ciclista del país, en la que los consagrados de ese deporte, recorrían etapas de más de 200 kilómetros y estaban listos, día a día, como si nada, para arrancar la siguiente.
Freddy, en cambio, sufría lo que sufre un ciclista de alto rendimiento en sus inicios.
Competía con los “gallones” de la época, a quienes anhelaba emular con el paso del tiempo. Le dijo a Guille que admiraba a Chendo Ramos, a Bernardo Colex y al “Quijote Michoacano” Rodolfo Vitela; soñaba con poder entrenar al lado de ellos.
Le contó de cómo pasó de su bicicleta turismera en la que iba por la leche y a hacer toda clase de mandados, a su primera bici sport.
Con sacrificios sus padres juntaron el dinero para comprarla, pues no querían frustrar el sueño del hijo.
A cambio, él tenía la esperanza de llegar a brillar en las competencias para sacar a sus padres de la pobreza y retribuir todo el apoyo que siempre recibió de ellos, incluso para integrar el equipo representativo de Tlaxcala en esa justa.
Como cualquier joven de su tiempo, Freddy disfrutaba de las fiestas en familia y de las tardeadas organizadas en su pueblo, porque con cara de travieso le confesó a Guille, que ya le había echado el ojo a una muchacha “bien chula” que quería que fuera su novia.
Aunque en ese momento estaba más allá del lugar 100 en la clasificación, le dijo a la reportera que quería demostrarse a sí mismo que podía y esperaba terminar entre los primeros cincuenta de la competencia.
Del trabajo previo que hacíamos para nuestro programa diario, esa fue una de las entrevistas que Guille García recogió esa mañana, que servirían para armar nuestro informativo de la tarde, con el material que cada uno había recopilado y que ya en equipo revisábamos y jerarquizábamos.
Estábamos a punto de arrancar la etapa rumbo a Guadalajara, que pasaría por el poblado zacatecano de Moyahua.
El paso era a través de su zona urbana, con la dificultad de una curva en “L” hacia la izquierda que representaba un reto para toda la caravana de ciclistas y vehículos acompañantes.
Un improvisado fotógrafo local, que no pertenecía a la caravana de la competencia, tiró materialmente su motocicleta a un lado de la banqueta y obstruyó uno de los carriles por donde circulaban los pedalistas; uno no pudo esquivar la moto y chocó contra la rueda trasera. Salió disparado y cayó de bruces sobre el asfalto.
Desde nuestra camioneta observamos todo el alboroto a unos 200 metros de distancia. Vimos la llegada inmediata de la ambulancia que venía seis vehículos adelante de nosotros, a cargo del doctor Jorge Chávez Samperio.
Cuando pasamos por el sitio del accidente, sin poder detenernos, porque nos arriaban las patrullas de la Federal de Caminos, apenas alcanzamos a ver el número del competidor, mientras el doc hincado sostenía la cabeza del corredor a quien le manaba un hilillo de sangre por el oído.
El galeno nos hizo una señal con el pulgar hacia abajo, que nos heló la sangre.
Al consultar la lista de competidores y cotejar su número, Guille gritó, estalló en llanto y entre sollozos alcanzó a decirnos “¡lo acabo de entrevistar en la mañana!”
La mayoría de los compañeros de prensa, no sabían ni siquiera quién era Freddy Cano… Logramos la más triste exclusiva de que se tenga memoria.