Usar el poder/Patricia Sánchez
El poder tiene su magia y mucha de ella se expresa en símbolos, entre éstos la palabra. La narrativa y el discurso juegan su parte, más ahora con los proyectos disruptivos. López Obrador conectó con las mayorías más allá de lo esperado por el descontento social; ganó arrolladoramente y con él su partido y correligionarios. La elección intermedia fue un paréntesis, la de 2024 ratificó el estado emocional de la sociedad. No importaron los cientos de miles de fallecidos por la negligente gestión de la pandemia o más de 250 mil asesinados y desaparecidos.
Lo mismo ocurre con Donald Trump, ganó con mayor diferencia a la pronosticada, se hizo de la mayoría del Congreso y obtuvo votos considerables en segmentos en otro tiempo hostiles al republicano. El cambio está en la sociedad y ese es el sustento de la ruptura en la política, un quiebre no sólo en la civilidad y las buenas formas, también en valores fundamentales como es la coexistencia de la diversidad, el respeto al adversario, el escrúpulo moral y la observancia estricta de la legalidad.
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