Genio y figura/Francisco Buenrostro

Como anillo al dedo

Los paralelismos entre Claudia Sheinbaum y su antecesor, ídolo y mentor, López Obrador, parece que no tienen fin y un ejemplo más es la crisis arancelaria que amenaza con sacudir violentamente a la economía de nuestro país, como en su momento, guardadas todas las proporciones, nos sucedió con la pandemia del Covid19, cuando AMLO, con un total descaro e insensibilidad hacia las miles de víctimas mortales a causa de esa enfermedad, aseguró que la pandemia nos venía “como anillo al dedo”, lo cual sólo fue cierto en su caso, porque muchos de los fracasos de su gobierno pasaron a un segundo plano, porque toda nuestra atención estaba puesta en sobrevivir.

Pues bien, ahora Sheinbaum Pardo, tácitamente, aun sin decirlo, está aplicando la misma, con el agregado de que el enemigo común no es un virus, sino que ahora tiene nombre y apellido: Donald Trump. Por lo que está aplicando la máxima populista de contestar con mítines y frases patrioteras a los aranceles del 25 por ciento impuestos por el presidente norteamericano, al menos en lo que denominaría ella misma su plan B, porque lo primero que hizo fue de un entreguismo total, al mandar diez mil efectivos de la Guardia Nacional a vigilar la frontera norte, al incautar toda la droga que no habían decomisado en el sexenio pasado (lo cual está bien, pero no deberían esperar a que los amenacen para hacer su trabajo) y al “trasladar”, por no decir deportar, a 29 capos del narco, incluyendo a Caro Quintero, en Fast Track a los Estados Unidos.

Es así como, mientras en su discurso ante el pueblo norteamericano Trump se ufana en decir que hizo lo que quiso con el gobierno mexicano (la pura verdad), la presidenta Scheinbaum convoca a una asamblea informativa este domingo en el Zócalo de la Ciudad de México (como si no fuera suficiente escucharla todos los días en sus mañaneras) con el objetivo de aprovechar el enardecido espíritu patriótico que hasta a los gobernadores de oposición ha contagiado.

Dicen que son diferentes en la 4T, pero más bien el pueblo de México es corto de memoria, porque si no son iguales a los de antes, vaya que se parecen mucho, porque ya en alguna ocasión el presidente José López Portillo hizo un llamado a una concentración en apoyo a lo que llamó medidas revolucionarias, entre las que destacaba la nacionalización de la banca, lo que, entre otras malas decisiones del gobierno, nos llevó a una de las peores devaluaciones de la historia de nuestro país.

Regresando al momento que vivimos, los mexicanos vamos a salir “raspados” en donde más nos duele, en el bolsillo, pase lo que pase, pero la presidenta, más allá de lo que suceda, podrá decir que gracias a que agachó la cabeza o a que se envolvió en la bandera, no nos fue tan mal (ojalá así sea) o, en el peor de los escenarios, le va a echar la culpa de todo lo que pase en el país a Trump, bueno, a Trump y a Calderón, faltaba más.

Todavía falta mucho por escribirse en esta historia, en la que influyen factores externos, desde luego, porque, a diferencia de México, Canadá, China y la Unión Europea sí están “tomando al toro por los cuernos” y no se quedarán con los brazos cruzados. Lo que no hay que olvidar es que el propio Trump alguna vez dijo que él es un negociador nato y que mientras tenga la ventaja nunca soltará a su presa, lo que lo ha convertido no sólo en un exitoso empresario, sino también en el presidente de los Estados Unidos, por segunda ocasión.