
El peso de la sociedad
Enrique Serna y el legado de Ibargüengoitia: la literatura y las ferias del libro como motores de cambio social
La Universidad de Guanajuato ha dado en el blanco una vez más al reconocer a Enrique Serna con el VIII Premio Jorge Ibargüengoitia de Literatura. Más que una distinción, este reconocimiento es una celebración de la irreverencia inteligente, el humor punzante y la capacidad de la narrativa para desenterrar verdades incómodas, rasgos que tanto caracterizan a Serna como al propio Ibargüengoitia.
Sin embargo, este galardón trasciende a la figura del autor premiado: se enmarca dentro de un evento de vital importancia cultural y social en nuestro país: la Feria Internacional del Libro de la Universidad de Guanajuato. Las ferias del libro, más que escaparates comerciales, son espacios vivos donde convergen ideas, autores, lectores y, sobre todo, la posibilidad de transformar la realidad a través de la palabra escrita.
En un país donde los índices de lectura siguen siendo preocupantes, las ferias del libro son una puerta abierta al conocimiento, la imaginación y el pensamiento crítico. Estas plataformas no solo promueven a los escritores consagrados, sino que dan voz a nuevas plumas, generan encuentros entre la comunidad estudiantil y la literatura, y fomentan la construcción de una ciudadanía más reflexiva y participativa.
La Universidad de Guanajuato, al albergar y fortalecer año con año su Feria Internacional del Libro, demuestra su compromiso no solo con la educación formal, sino con la formación integral de la sociedad. Promover la lectura es, en esencia, apostar por una ciudadanía más informada, más crítica y, por ende, más libre. La lectura nos enfrenta a otras realidades, nos da herramientas para comprender el presente y nos invita a imaginar futuros posibles.
El Premio Jorge Ibargüengoitia, instaurado en honor al célebre escritor guanajuatense, no solo reconoce trayectorias destacadas, sino que también revitaliza la conversación sobre la importancia de la literatura como espejo social. Enrique Serna, con obras como El seductor de la patria y Ángeles del abismo, ha demostrado que la novela histórica no debe ser una reproducción solemne del pasado. Al contrario, su pluma arranca las capas de bronce de los personajes y los devuelve a la esfera humana, con sus contradicciones y miserias. Esta capacidad de sacudir la historia y darla a conocer desde una mirada crítica es justo lo que las ferias del libro deben seguir impulsando.
En tiempos donde la historia suele moldearse según intereses políticos o económicos, voces como la de Serna resultan imprescindibles. Nos recuerdan que la verdad tiene matices y que, a veces, el mejor modo de entender el pasado es atreviéndose a reescribirlo con valentía y sarcasmo. Y las universidades, como bastiones del pensamiento crítico, deben ser las primeras en generar estos espacios de reflexión y diálogo.
El próximo 3 de abril, cuando Serna reciba el premio de manos de la Rectora General de la Universidad de Guanajuato, la Dra. Claudia Susana Gómez López, se estará haciendo algo más que reconocer una trayectoria ejemplar. Se estará reafirmando el compromiso de las universidades con la cultura crítica, con la memoria colectiva y con la literatura que no se conforma con ser solo un adorno en los estantes, sino un arma poderosa contra la indiferencia.
Las ferias del libro son, en esencia, una revolución cultural silenciosa. Son la oportunidad de encender la chispa en quienes aún no descubren el poder de la lectura y de fortalecer la pasión de quienes ya saben que un libro puede cambiar vidas. La Universidad de Guanajuato, con su legado y sus acciones, nos recuerda que la educación no termina en las aulas y que, mientras haya lectores y libros que desafíen las narrativas establecidas, siempre habrá esperanza de construir una sociedad más justa, informada y libre.
Porque, como diría el propio Ibargüengoitia: “La realidad no tiene la menor obligación de ser interesante, pero la literatura sí.” Y las ferias del libro son el escenario perfecto para recordarnos por qué la literatura sigue siendo imprescindible.