Cambian en comunidad de Pénjamo juguetes bélicos por actividades de paz

GUANAJUATO, Gto., 16 de junio de 2025.- En un esfuerzo coordinado por la Secretaría de Seguridad y Paz, la comunidad educativa y el gobierno municipal de Pénjamo, la comunidad de Laguna Larga de Cortés fue escenario de una emotiva Feria de la Paz. Cientos de alumnos de preescolar, primaria y secundaria, acompañados por sus padres, se congregaron en la Escuela Secundaria Técnica Número 29 para participar en una jornada dedicada a fomentar la cultura de la paz a través del juego, el arte y la reflexión colectiva.

Desde temprana hora, el patio de la Secundaria Técnica Número 29 se transformó. Módulos interactivos, coloridas carpas y una atmósfera de expectativa anunciaban que algo diferente estaba por suceder. Alumnos del preescolar Vicente Guerrero, de la Escuela Primaria Cuauhtémoc y de la Secundaria Técnica 29, junto con directivos, docentes y padres de familia, respondieron con entusiasmo al llamado para participar en esta feria centrada en la prevención social de la violencia y la delincuencia.

Dulce Deli Ruiz Gallardo, directora de la Secundaria Técnica No. 29, tomó la palabra en representación de los planteles participantes, expresando un sincero agradecimiento a los asistentes. “Que esta feria sea un recordatorio de que la paz se enseña, se vive y se defiende todos los días”, dijo.

Un helicóptero de la Secretaría de Seguridad y Paz sobrevoló el lugar, rompiendo la rutina habitual de Laguna Larga de Cortés. Esta presencia sirvió como un símbolo palpable del acercamiento de las instituciones de seguridad a las comunidades desde una perspectiva de respeto, prevención y, sorprendentemente, a través del juego.

La aparición de una unidad blindada también causó expectación; por una vez, su imponente presencia no atemorizó, sino que invitó a la curiosidad y al juego, desmitificando la percepción habitual de estas unidades. Fernando Ruiz Miguel, en representación de Elia Bárbara Lugo Delgado, Subsecretaria de Prevención, comentó: “Hoy se hizo ese esfuerzo para visitarlos en este bonito día”, resaltando la intención de proximidad.

Sin embargo, los protagonistas de esta Feria de la Paz fueron, las niñas, los niños, los adolescentes y sus padres y madres, así como el dedicado cuerpo docente que hizo posible el evento. Su participación activa y su receptividad marcaron el tono de la jornada.

Uno de los momentos más emotivos llegó con el discurso de un alumno de secundaria, quien, en nombre de todos los estudiantes, pronunció palabras que conmovieron a los presentes. “Hoy no solo venimos a una feria, venimos a recordar que la paz empieza en nosotros… cuando respetamos, cuando escuchamos en lugar de juzgar”.

Eliseo Hernández Campos, en representación de Karla Gabriela Alcaraz Olvera, Procuradora de los Derechos Humanos del Estado de Guanajuato, destacó que sembrar la paz requiere de tres ingredientes esenciales: tolerancia, empatía y sensibilidad. Compartió una anécdota conmovedora: un niño de 13 años se le acercó en un consejo estatal para preguntarle cómo se llegaba a ser presidente de México, y luego, con una aparente inocencia, le cuestionó: “¿y usted, a qué aspira?”.

Hernández Campos confesó haberse quedado sin respuesta, una revelación que lo llevó a reflexionar: “porque a veces olvidamos que los sueños más grandes vienen de las voces más pequeñas”, y que la niñez, con su esperanza inherente, siempre interroga al mundo desde una perspectiva de posibilidades ilimitadas.

La presidenta municipal de Pénjamo, Yozajamby Florencia Molina Balver, fue categórica en su intervención: “no son más policías lo que necesitamos, sino ciudadanos comprometidos con la paz”. Agradeció profundamente el trabajo colaborativo de estudiantes, docentes y autoridades que hizo posible la realización de esta significativa Feria de la Paz.

Uno de los actos más simbólicos y transformadores de la jornada fue el intercambio de juguetes bélicos por juegos de paz. Niñas, niños y adolescentes entregaban con entusiasmo pistolas de plástico y espadas luminosas para recibir a cambio rompecabezas, pelotas o libros. Este gesto simple, pero profundamente poderoso, encapsula la intención pedagógica central del evento: enseñar que la paz también se juega y se aprende desde la infancia, cultivando valores de convivencia y creatividad.