
Huachicol: imparable/Jorge Robledo
Uno de los muchos equívocos de la presidenta Sheinbaum en su mañanera ocurrió este viernes cuando refirió al caso de Julio César Chávez Jr., en la que dice, palabras más palabras menos, que el hijo del ídolo nacional Chávez Sr. debe regresar al país para cumplir su sentencia. ¿En qué juicio se sentenció al cuestionado mexicano detenido por razones migratorias en EU? ¿es acaso ya un delincuente, sin juicio ni sentencia?, por cierto, su abogado lo declaró desaparecido.
El desliz remite al lugar común desde hace siete años, la inocencia o culpabilidad es una decisión discrecional de quien preside al país. Así sea para cuestionar a un respetable e irrefutable periodista, víctima de un ataque criminal para deslizar la idea de un posible autoatentado; aludir a la irrefutable corrupción de la larga lista de opositores, críticos o periodistas mostrando información personal protegida; asumir como prueba irrefutable de venalidad la decisión adversa de un juez por la inconstitucionalidad del acto de autoridad, y así sucesivamente. La presunción de inocencia dejó de existir en el diccionario del poder.
En cuanto a los propios, la inocencia no se presume, se predica y ocurre por razones de afinidad política, trátese de un gobernador o senador afín o converso a partir del miedo y oportunismo; no importa la imputación: violación, abuso sexual, malversación de recursos públicos, lavado de dinero, asociación con el crimen organizado, etc. El blindaje de pertenencia política exculpa.
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