
Hablando en Serio/Santiago Heyser y Santiago Heyser Jr
Un centro turístico en declive. Acapulco y sus discoteques
En los años 70s Acapulco vivió una época de esplendor; su auge se extendía por varias zonas simultáneamente, pero la Costera Miguel Alemán resplandecía con la construcción de más hoteles, nuevos negocios y restaurantes.
Un grupo de amigos que laborábamos en una dependencia federal en la Ciudad de México nos dimos a la aventura de ir de fin de semana al famoso centro turístico, asesorados por una amiga que era socia de una pequeña agencia de viajes ahí cerca de la Glorieta Insurgentes en plena Zona Rosa, vecina del edificio donde prestábamos nuestros servicios profesionales como abogados.
Normalmente éramos cuatro compañeros, a saber, Aurelio, Alejandro, Justo y su servidor; solo uno era casado y los demás gozábamos de nuestra soltería; después, ocasionalmente se llegaron a unir Raúl, Fernando y algún otro, pero de forma consistente, íbamos los cuatro básicos ya mencionados.
La primera vez, para procurarnos un ahorro la chica nos reservó un paquete económico con desayuno incluido en el Hotel “Fiesta Tortuga”, por el rumbo de playa La Condesa, entonces en gran desarrollo y muy de moda, pero se ubicaba del otro lado de la calle sin playa, de tal manera que para acceder a ésta teníamos que cruzar hacia enfrente y pasar por un lado de otros hoteles más lujosos. Pero esa primera experiencia nos abrió nuevas expectativas y lo mejor, que en esa ocasión conocimos unas muchachas texanas jóvenes como nosotros de entre 24 y 26 años de edad y queriendo conocer espacios digamos menos comerciales, uno de los empleados del hotel nos recomendó ir a un restaurancito en Pie de la Cuesta, rústico, con una palapa y un tejabán, a pie de playa, bueno, bonito, sabroso y barato, y que buscáramos a su dueño Manuel “El Pariente”, que tocaba su guitarra y cantaba. Allí fuimos y fabulosa experiencia, mucho mejor de lo que nos platicaron.
Después de aquella primera vivencia, retornamos, pero ya a otros hoteles, aunque en la misma zona de La Condesa, o zona de Icacos, recuerdo varios como el Hyatt Regency, Las Torres Gemelas (de renta), La Torre de Acapulco, El Presidente, Ritz, La Palapa y el Holiday Inn; todo ello entre los años de 1974 a 1978.
Lo que más nos jalaba para allá eran las Discoteques o Discotecas de época para bailar los ritmos de moda con la pléyade de artistas que figuraban y nos envolvían con los éxitos del momento, y los DJ’ que se disputaban el mejor repertorio. Aparte precisamente en esos lugares es donde conoceríamos muchachas, para socializar y/o ligar algo, aunque fueran relaciones efímeras o pasajeras de fines de semana, las cuales a veces por excepción se prolongaron hasta la CDMX a donde nos llegaron a acompañar.
Algunas de las discotecas que recuerdo eran, la número uno o Reina de todas, la “Baby O”, no acudimos a la inauguración en 1976, pero posteriormente, por su exclusividad logramos ingresar dos veces, aunque antes habían sido los años dorados del Armando’s Le Club, pero no nos tocó. Nuestros tiempos fueron del 1974 en adelante. No obstante, nuestros sitios predilectos fueron Le Jardin; también la disco del Centro de Convenciones con su novedoso “rayo láser” que al ritmo de la música disco y la clásica esfera con espejos sobre la pista, bailaba con los asistentes. Ya también el Tequila a Go Go, declinaba y no nos atraía; pero eso sí la UBQ, la EVE, la CATS, le Dome, Bocaccio y hasta la Nouvelle del Hotel La Palapa, llegamos a conocer.
La carretera de México-Acapulco, pese a que hacíamos hasta 6 horas de trayecto en esa época, según el tráfico, en tantos viajes, nunca tuvimos ningún incidente o accidente que nos dañara. Seguramente algunos de los amables lectores, vivieron en esa época y lo recordarán. El Acapulco de ahora es lamentablemente muy diferente, y no por culpa de los recientes huracanes que lo golpearon, sino por la inseguridad, la corrupción, la ineficiencia de sus gobernantes, el nepotismo y otros factores negativos que lo han afectado; muchos de sus habitantes emprendedores e inversionistas han emigrado.