
Incomodar al poder/Paty Sánchez
El día de ayer fue un día triste para Colombia, Miguel Uribe Turbay su candidato presidencial rumbo al 2026 perdió la vida después de 2 meses intensos de luchar por su vida después de haber sufrido un atentado en plena campaña. Para los que nos dedicamos a la política internacional ha sido un suceso que seguimos de cerca desde el principio, esperando como todos los colombianos que el desenlace fuera positivo y que el candidato sobreviviera milagrosamente, sin embargo no fue así y el día de ayer Colombia perdió un joven promesa de la política no solo en Colombia sino también para Latinoamérica, con lo mucho que necesitamos ahorita en la región esos liderazgos comprometidos, estudiados, con amor la patria pero sobre todo a las personas. Con la partida de Miguel, ayer no solo Colombia perdió, también Latinoamérica.
Lo doloroso es que una vez mas en la región han matado la esperanza, han sembrado el miedo, han logrado ese sentimiento de desasosiego generalizado. Desafortunadamente es un sentimiento que en américa latina casi todos los países conocemos.
Pero no pensemos que el milagro que pedían en Colombia para que sobreviviera Miguel Uribe Turbay no sucedió, quizás no el que la gente pedía y quería que era que el regresará para ser presidente de Colombia y cambiar el rumbo, sin duda ese milagro no sucedió, pero si hubo un milagro que surge a raíz de este suceso y gracias a este joven valiente que no tuvo miedo a hablar y a defender su causa y la de los colombianos, despertar a la ciudadanía y hacerles ver qué la lucha debe y tiene que seguir, inspirar a qué ese cambio suceda, que las juventudes no se dejen amedrentar, demostró que se puede hacer lo correcto y que en la vida hay que seguir adelante sin miedo y con las convicciones como bandera.
Su causa y su nombre no se deben de olvidar, ni en Colombia ni en Latinoamérica por qué sin duda necesitamos que nos recuerden que los principios, las acciones, la valentía y el interés genuino en nuestros pueblos y en nuestra gente trasciende más allá de nuestros días en este mundo.
Escribo esto con mucho respeto a la familia del candidato, a sus amigos, al pueblo de Colombia, esperando que algo como esto nunca vuelva a ocurrir y que su legado perdure y siga rindiendo frutos a través de todas las personas que sigue inspirando.