
Buscan reforzar la seguridad en sedes de la Universidad de Guanajuato
GUANAJUATO, Gto., 28 de agosto de 2025.- México enfrenta un serio desafío de salud pública con respecto al sobrepeso y la obesidad infantil. En voz de la maestra Ericka Liliana Mier Ordóñez, docente en investigación clínica de la Universidad de Guanajuato (UG) y educadora terapéutica en diabetes, se reitera la urgencia de transformar los hábitos alimenticios desde la niñez.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) en el periodo 2022-2023, 4 de cada 10 niños y adolescentes viven con sobrepeso y obesidad en México; mientras que el corte estadístico presentado por la Secretaría de Educación Pública (SEP), con mediciones de 2.7 millones de estudiantes, el 40 por ciento de los niños y adolescentes en México viven con sobrepeso y obesidad. Además, uno de cada diez estudiantes tiene un peso más bajo de lo sugerido, ubicando a México como el país número uno en obesidad infantil, superando incluso a Estados Unidos.
“El panorama epidemiológico del sobrepeso y la obesidad en la población infantil de México es un tema bastante grave, debido a la cantidad de comorbilidades o enfermedades que se relacionan con esta condición, llamadas crónicas no transmisibles, como la diabetes, la hipertensión arterial, el colesterol elevado, el hígado graso, entre otras”, advirtió la especialista. “El tema de la obesidad infantil ya es un problema que está emitiendo alarmas desde hace muchísimo tiempo”, enfatizó.
Este escenario se agrava por las enfermedades asociadas y cada vez más presentes en edades tempranas. A pesar de las estrategias adoptadas en la última década, como la eliminación de máquinas expendedoras en escuelas y el aumento del precio de productos azucarados, los resultados no han sido los esperados. “Hace más o menos 10 años fue que se intentó evitar que se vendieran alimentos con un alto contenido en calorías, ya sea en forma de grasa o de azúcar, en las escuelas, que no hubiera maquinitas, fue una normativa, una iniciativa de ley para tratar de resolver este problema que nos estaba rebasando”, explicó, pero estas acciones “no eran obligatorias ni había sanciones”.
En octubre de 2024, el Gobierno de México publicó en el Diario Oficial de la Federación, los lineamientos para una lonchera saludable, donde se indican los alimentos que quedan prohibidos para su consumo y venta en las escuelas; mismos que fueron obligatorios a partir del 29 de marzo del presente año en todas las escuelas de los tres tipos educativos del Sistema Educativo Nacional (SEN): básico, medio superior y superior.
La nueva ley entró en vigor con un enfoque más directo y alineado a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta iniciativa promueve las llamadas “loncheras saludables” como una herramienta básica y cotidiana para combatir la obesidad infantil, acompañada de un esfuerzo estructural por transformar los entornos escolares en espacios de educación y salud integral.
El objetivo no es menor: contribuir a la meta global de Hambre cero, impulsada por la OMS. “Todos los gobiernos que están trabajando en conjunto con la OMS tienen que crear y cambiar sus proyectos de salud, sus programas de educación, y México está dentro”, afirmó la especialista.
Según la Mtra. Mier Ordóñez, una lonchera saludable “tiene que retirar alimentos que sean ultraprocesados; esos no pueden estar en una lonchera. Una mamá o un encargado de un niño no puede mandar a la escuela pastelillos, frituras, bebidas endulzadas, dulces, galletas… Todo ese tipo de alimentos no pueden estar. Tienen que ser puros alimentos saludables: fruta, verdura, cereales, tortillas, un pan que no tenga tanta azúcar”.
La ley contempla talleres, cursos y recetas tanto para padres y madres como para docentes, aunque su implementación aún es limitada en las escuelas del país. Para la investigadora, esto representa una paradoja dolorosa: “Definitivamente hay un problema grave en nuestro país, pero también en otros países del mundo, que es el tema de la inseguridad alimentaria. Esto nos lleva a una paradoja, porque resulta que hay niños o jóvenes que pueden tener un tema de sobrepeso y obesidad, pero están comiendo en exceso alimentos que tienen un alto contenido en azúcar, grasas, alimentos ultraprocesados”.
Mier Ordóñez señala que uno de los mayores obstáculos es la creencia de que comer saludablemente es caro o complicado. “Está la creencia de que necesitas invertir muchas horas o tiempo en preparar alimentos. Pero la inseguridad alimentaria y el desconocimiento en temas de nutrición es un punto para combatir dentro de esta estrategia de salud”, afirmó. Agregó que el encarecimiento de productos básicos también influye: “La gente elige, en lugar de darle a los niños un agua de limón, comprarles un refresco embotellado; en lugar de tomar leche, les da una bebida que no es leche y que tiene un montón de chocolate y azúcar”.
También advirtió sobre la influencia negativa de las redes sociales, donde proliferan “falsos coaches de nutrición” y abundan mensajes erróneos que confunden especialmente a la juventud, además del papel agresivo de la mercadotecnia sobre productos dañinos.
Para revertir esta situación, el cambio debe iniciar desde la infancia temprana. “Los mil primeros días de vida de una persona van a marcar la salud que se tendrá en la adultez, desde la recepción de la lactancia materna y alimentos posteriores”, enfatizó. “Creo que, si se hacen buenos programas, si están reunidas las personas correctas y adecuadas, sí se pueden hacer cambios desde la industria alimentaria, y, obviamente, que ya lleguen a la población”.