Genio y Figura/ Francisco Buenrostro
Durante semana santa sucedió el viacrucis de Camila, la niña de 8 años que llegó a jugar a casa de su pequeña amiga y vecina en Taxco, Guerrero. Horas después su cuerpo fue encontrado en una carretera.
En menos de un día ocurrió su presunto secuestro y hallazgo, la cámara de seguridad de un domicilio particular fue clave para revelar la tragedia que vivió la menor, quien murió por estrangulamiento, según revelaron familiares en base a la autopsia.
Videos que circulan en redes sociales muestran el crudo momento en que vecinos lincharon a Ana Rosa Díaz madre de la amiga de Camila, la mujer murió minutos después de la golpiza, sus dos hijos también fueron atacados.
El taxista José N, quien aparece en los videos introduciendo una bolsa negra a la cajuela de su unidad, ya fue vinculado a proceso por el delito de feminicidio, acción que respondió más a la presión de los vecinos, que por iniciativa de la Fiscalía estatal, pero en el momento crucial, las órdenes de aprehensión nunca llegaron y ya conocemos el desenalce.
El secretario de seguridad del municipio de Taxco, Doroteo Eugenio Vázquez, demostró tener la sensibilidad de unos guantes de carnaza, al responsabilizar a la madre de Camila por omisión de cuidado.
Pese al dolor de la pérdida de su hija, la madre de Camilia dijo a medios locales que había una relación de confianza con la madre de la amiga de su hija y expresó: No es mi culpa, yo siempre he cuidado a mi hija y no solo tengo una, tengo tres… simplemente confié en su amiga.
Lo ocurrido en Guerrero, hace evidente -una vez más- que en México ser mujer es sinónimo de vivir en constante riesgo, ademas deja claro que las autoridades no pueden o no quieren actuar con perspectiva de género.
El caso de Camila se suma a la dolorosa cifra de asesinatos de mujeres en el país. En datos del estudio de la Dirección General de Análisis Legislativo del Instituto Belisario Domínguez, en México: del 2015 al 2022 se generaron 27 mil 133 asesinatos de mujeres, dos de cada diez fueron menores de 18 años de edad y sólo el 25 por ciento del total, se investigó como feminicidio.
A esa cifra se deben sumar 827 feminicidios ocurridos únicamente en el 2023, según un informe de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC).
De acuerdo al Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio, en México existen 25 Declaratorias de Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres, decretadas por la Secretaría de Gobernación.
En abril del 2022 se logró reformar la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (LGAMVLV), la reforma obliga a que los estados tengan programas estratégicos para la implementación de medidas urgentes para atender la violencia contra las mujeres.
La realidad es que tanto las declaratorias como la reforma, parecen ser más una carta de buenas intenciones, que una disposición estratégica y funcional de acciones focalizadas en lograr proteger a las mujeres en México.
Dos días después del caso de Camila, en el municipio de Tarímbaro, Michoacán fue encontrada sin vida, una menor de 7 años reportada como desaparecida, la menor vivía con su abuela y, al parecer, el tío abuelo de la niña fue quien la privó de su libertad y terminó con su vida.
Siguiendo con la analogía de semana Santa y de Pascua, la historia nos recuerda que siempre hay un Judas que traiciona la confianza con consecuencias irreversibles, quienes somos padres de familia, mejor pequemos de desconfiados por proteger a las niñas, niños y mujeres que tenemos en casa.
El viernes Santo Camila fue sepultada entre música y porras, en espera de justicia divina, porque la justicia terrenal en éste país no existe y, por el momento, está en campaña electoral.