
Hablando en Serio/Santiago Heyser Beltrán
¿Qué rostro mostrar ante las malas noticias? Los gobernantes mexicanos casi siempre optan por minimizar el golpe, como si eso lo hiciera desaparecer. La negación es recurso recurrente. Se explica por motivos de imagen: las malas noticias siempre afectan a quien gobierna, así sea un desastre natural, el resultado de una mala decisión o la indolencia, como el caso de los desaparecidos. Por eso, los observadores de los hombres de poder suelen leer entre líneas, tratando de descifrar lo que las palabras no dicen. Las conferencias mañaneras de la presidenta Sheinbaum y de su antecesor han dejado amplio margen para la interpretación más allá de lo explícito.
La presidenta Sheinbaum es transparente en sus expresiones; no busca engañar. Casi siempre dice lo que siente, aunque pueda estar equivocada o termine afectándose a sí misma. Un ejemplo claro fue la crisis tras el hallazgo del rancho Izaguirre, en Teuchitlán, Jalisco, cuando activistas y buena parte de los medios afirmaron que se trataba de un campo de exterminio. En lugar de centrarse en el problema y en el drama humano de los desaparecidos, su respuesta fue de enojo, calificándolo como una campaña de sus detractores en contra de López Obrador. Ha ido enmendado y ha hecho lo que nunca sucedió con su antecesor; sin embargo, el error inicial deja una impresión difícil de modificar.
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