El derecho a saber/Federico Berrueto
Nombres como los del general José García Valseca, Juventino “Borrao” Cepeda y Ángel “Zapopan” Romero, eran sagrados cuando se hablaba de ciclismo en los años 50.
El primero, apadrinó el surgimiento de la Vuelta de México, donde se lucieron los otros dos como grandes ciclistas ante propios y extraños, en una época en la que dicho evento paralizaba materialmente al país.
Pedalistas en activo como Radamés Treviño o Sabás Cervantes impidieron la muerte prematura del ciclismo nacional.
Venía una generación que nació durante los 50 y principios de los 60, que brillaría en los 70: Rodolfo Vitela, José Luis Castañeda, Salvador Esquivel, Miguel Arroyo, Bernardo Colex, Héctor Pérez y Raúl Alcalá Gallegos, entre muchos otros de gran clase.
De cada uno, en su momento, se filmaron, narraron y escribieron historias épicas por colegas periodistas de radio, televisión y prensa escrita, que era hasta donde llegaba el espectro informativo de entonces.
Estaban los maestros como “El Papi” don Salvador González Ruz, Serafín Vásquez “Cherafo”, “El Maese” José Manuel Zaragoza, “El Viejito” Manuel Guerrero, don Ramón Lamoneda, Raúl Sánchez Hidalgo y don Daniel Molina.
Los experimentados: Luis Villicaña, Bernardo de la Serna, Manelich Quintero, José Manuel Uribe “La galletita roncadora”, Luis Oñate, Óscar Martínez, Demetrio Bilbatúa, los Popeyes y, por supuesto, Popis Muñiz y Enrique Romero.
En la tropa íbamos: Toño Barragán, José Luis Piña, el “Güero” Papero, Edmundo Ruiz Velasco, Gerardo Mendoza, Yolanda Bueno, David Faitelson, Julián Rivas, Ricardo Burgos, Guillermina García, Enrique Lazcano, Pedro Valtierra, Óscar Pugliese, Gerardo Liceaga, Arturo Rivera y -claro- quien escribe.
Bien que mal esa era la fuente de ciclismo, con viajeros frecuentes que éramos los que no fallábamos a ninguna prueba convocada por el entonces Consejo de Recursos para la Atención de la Juventud (CREA) que encabezaba el licenciado Heriberto Galindo.
Su hombre fuerte en el ciclismo, el profesor Regino López Acosta, diseñó un programa que nos llevó a recorrer el país entero, de frontera a frontera y de costa a costa, siempre a la rueda de los pedalistas.
Había ciclismo todo el año en todos los rincones con dirigentes como Fernando Franco Hidalgo, Guillermo Gutiérrez, Ángel Romero, de quienes guardo gratos recuerdos más allá de grillas al interior de la Federación de Ciclismo.
El control deportivo nacional, se lo repartían Confederación Deportiva Mexicana, con Jesús Chichino Lima y después Pascual Ortiz Rubio, Subsecretaría del Deporte, en algún tiempo con el doctor Manuel Mondragón y Kalb, Instituto Nacional del Deporte, con Guillermo López Portillo y Comité Olímpico Mexicano, permanentemente con Mario Vázquez Raña.
En materia de patrocinios privados, estuvieron siempre ausentes, con excepción de la sexta y última Transpeninsular a la que le entró PepsiCo y Sabritas y una Ruta México que apoyó Ford Motor Company con vehículos Fairmont para la prensa.
Con cada uno de los mencionados me tocó alguna aventura en la Transpeninsular, la Maya-Caribe, la Vuelta del Golfo, la Pacífico, la Frontera Norte, La Vuelta de Chiapas, la México-Acapulco, la Vuelta de México o la Monterrey-México y amenazó con desmenuzarlas.