
Las rutas de la salud: revolución silenciosa en el derecho a la salud
La semana pasada llamó la atención una entrevista que una senadora de oposición dio a un medio internacional en dónde abiertamente hizo acusaciones directas hacia funcionarios públicos de alto nivel en México y en dónde sugería el involucramiento de los mismos con la delincuencia organizada llamando a nuestro país Narcogobierno. Con esas acusaciones sin sustento legal, la senadora justifica e incluso solicita de manera informal la intervención de Estados Unidos para combatir este problema.
Tengo que aceptar que muchos ciudadanos hemos sentido la frustración de la senadora de estar claros en el vínculo que existe entre los carteles y personas con poder político, es bien sabido que mucho financiamiento de campañas sale de las mismas y por obvias razones existe un contrato hablado de quién llega con quién financia.
Sin embargo no estoy de acuerdo en las formas, mucho menos en acusaciones sin sustento legal y peor aún con romper los códigos diplomáticos de país en dónde es bien sabido que las críticas hacia el país se hacen en el país y se arreglan aquí mismo, en diplomacia es muy mal visto hacer lo que hizo la senadora por varias razones, la primera es que nos debilita como país, les da herramientas a los demás países para conocer nuestros puntos débiles en las mesas de negociación, la segunda y que es un dicho nacional Pero también aplica en la diplomacia: “la ropa sucia se lava en casa”, la tercera es que no creo que la forma e incluso el fondo de la entrevista no tiene sustento formal ni legal y mucho menos un objeto claro o sensato, me refiero a que no iba encaminado a ningún lado concreto y si ustedes están pensando que ese objetivo era exhibir al gobierno actual aunque sabemos que todos los partidos de una forma y otra están coludidos o que era pedir ayuda a USA para la intervención yo les diría que no es estratégico ni beneficioso para nosotros los mexicanos hacerlo de esa manera por qué nos deja en estado de vulnerabilidad, mal parados frente al mundo pero peor aún sabemos que Estados Unidos si ayuda pero no lo hace a fondo perdido, buscan siempre un beneficio propio y sin duda nos puede poner en riesgo a cambiar la relación que hasta ahora se ha tenido con el vecino Estados Unidos.
Así que en conclusión, aunque entiendo la desesperación de la senadora y entiendo su punto, no comparto la forma ni el fondo en que exhibió a nivel internacional la situación de México y mucho menos intentar pedir ayuda sin pensar en las graves consecuencias que eso puede acarrear pues a veces por resolver un problema nos podemos meter en otro por no haber pensando antes en una estrategia sería y coordinada, sobre todo con temas tan delicados.