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DOLORES HIDALGO, Gto., 16 de junio de 2025.- En los campos agrícolas de Guanajuato, donde miles de familias jornaleras trabajan incansablemente durante meses, también florecen las esperanzas y los sueños de sus hijas e hijos. Uno de los pilares de esa esperanza es el Centro Educativo Migrante (CEM) El Ramillete, ubicado en el municipio de Dolores Hidalgo, un espacio donde la educación se mantiene viva y activa, a pesar del constante movimiento y las particularidades de sus estudiantes.
Consciente de la compleja realidad que enfrentan estas comunidades, la Secretaría de Educación de Guanajuato (SEG) ha reafirmado su compromiso de brindar apoyo educativo a las hijas e hijos de los jornaleros migrantes que laboran en los campos del estado. Durante su reciente visita al centro, el secretario de Educación, Luis Ignacio Sánchez Gómez, reconoció con profunda admiración el esfuerzo y la dedicación tanto de los docentes como de las familias.
“Las y los estudiantes en contexto migrante merecen las mismas oportunidades que cualquier otro”, reiteró el titular de la SEG. “Su historia y esfuerzo nos comprometen a acompañarlos con una educación sensible, flexible y digna, que se adapte a sus necesidades y garantice su derecho fundamental al aprendizaje, sin importar su origen o su destino temporal”.
A través de los Centros Educativos Migrantes (CEM), la SEG ofrece un servicio educativo especializado a estudiantes de nivel básico que se encuentran en situación de migración. Estos centros están estratégicamente ubicados en comunidades rurales clave de la Región I, incluyendo El Ramillete, Badillo de Guadalupe, Jamaica y Lady Mary, en Dolores Hidalgo; así como Charco del Huizache, en San Diego de la Unión.
El modelo educativo implementado en estos centros está meticulosamente diseñado para proporcionar atención durante el periodo de estancia de las familias migrantes en Guanajuato. Se caracteriza por contenidos adaptados y flexibles, impartidos por personal altamente capacitado en contextos de movilidad, asegurando que la calidad educativa no se vea comprometida por las particularidades de la población estudiantil.
La mayoría de los estudiantes que asisten a estos centros provienen de estados como Guerrero y Sinaloa. El tamaño de los grupos es variable, fluctuando según la temporada agrícola, aunque suelen oscilar entre menos de 150 alumnas y alumnos por ciclo escolar. Para facilitar su escolarización y garantizar el acceso, se instalan aulas móviles o se utilizan espacios escolares fuera del horario regular, maximizando la infraestructura existente.
En medio de las aulas multigrado de El Ramillete, la labor de Rocío Ramírez Balderas destaca como un ejemplo de vocación y compromiso. Durante casi siete años, esta dedicada docente ha acompañado el aprendizaje de estas infancias en constante movimiento. Su testimonio es un reflejo de la resiliencia y el espíritu inquebrantable de la comunidad educativa migrante.
Gracias al Sistema Nacional de Control Escolar Migrante, los estudios realizados en estos Centros Educativos Migrantes cuentan con validez oficial y reconocimiento a nivel nacional. Este crucial respaldo permite que los estudiantes continúen su trayectoria educativa sin interrupciones, sin importar el lugar al que se trasladen, garantizando la continuidad escolar, evitando el rezago y fortaleciendo su permanencia en el sistema educativo mexicano.