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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 14 de octubre de 2024.- La muerte es uno de los aspectos inherentes a la vida y, para los mexicanos, forma parte de la tradición cultural e incluso refleja la picardía nacional.
Con el paso del tiempo, las personas han recordado a sus difuntos a través de altares, y la fotografía ha sido un elemento importante para preservar la memoria de aquellos que se nos han adelantado.
Sin embargo, en el siglo XXI, esta costumbre ha evolucionado hacia nuevas formas de conmemorar a nuestros seres queridos.
La vida victoriana estaba marcada por la presencia constante de la muerte.
Las epidemias de difteria, tifus y cólera afectaron al país y, a partir de 1861, la enlutada reina Victoria popularizó el duelo.
Paralelamente, las pesadas y largas cámaras de daguerrotipo lograron capturar, a través de la luz y las placas de plata, los primeros retratos que incluían imágenes de personas fallecidas, transformando lo que en ocasiones era un bonito detalle en un aspecto tétrico e incluso tenebroso.
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