
Genio y figura/Francisco Buenrostro
Se navega por la vida a partir de razones y emociones. Con razón dicen los sicoanalistas desde los ya algo lejanos tiempos de Freud, que el consciente, territorio de la conciencia, de las razones, es sumamente estrecho respecto al tamaño abrumador del inconsciente, lugar de las pulsiones, instintos y, en cierta forma, emociones; las mismas razones en su profundidad remiten al inconsciente. Octavio Paz decía que para entender al mexicano había que hurgar en las creencias más que en las ideas, porque aquellas duermen en las capas profundas del alma nacional. Sin, duda buen lector de Freud.
El país no pudo interiorizar la democracia. Fueron muchas las traiciones, principalmente de sus élites formadas y avenidas en el autoritarismo. No solamente el mercado y la competencia les asustaba, también las libertades. Mejor una autoridad fuerte que resuelva y actúe a partir del trato privilegiado siempre dispensado. Lo más pernicioso de esta querencia antiliberal no viene de las cúpulas empresariales y sus obsequiosos representantes, viene de los medios. No todos, pero sí casi todos los de mayor influencia nacional. Afortunadamente no se pueden soslayar los espacios de libertad, sobre todo por quien escribe, ciertamente cada vez más reducidos por la autocensura.
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