
Silvestre Dangond y Carín León juntos en Cosas Sencillas
GUANAJUATO, Gto., 11 de abril de 2025.- El Teatro Universitario de la Universidad de Guanajuato (UG), la escenificación de los “Entremeses cervantinos” y las representaciones de los Juglares de Guanajuato, fue reconocidos como Patrimonio Cultural Intangible del Estado de Guanajuato, de acuerdo con el Decreto Gubernativo Número 23, firmado por la Gobernadora Constitucional, Maestra Libia Denisse García Muñoz Ledo.
Es motivo de orgullo para la comunidad universitaria y guanajuatense el contar con el Teatro Universitario, que, al llevar la representación de los Entremeses a la plaza pública de San Roque, dio origen al Festival Internacional Cervantino.
Sobre esta agrupación, con una historia de más de siete décadas, el Mtro. Hugo Jaime Gamba Briones, integrante del Teatro Universitario desde 1990 y su tercer director desde 2014, expresó:
“Este reconocimiento va más allá de un grupo de actores. Lo recibimos en nombre de tantas generaciones que han hecho posible estar en el espacio artístico. Hoy es un día de orgullo maravilloso e historia trascendental para nuestra universidad; es el sueño de don Enrique Ruelas y de don Eugenio Trueba hace 72 años”.
Casi como una leyenda fundacional, se conoce la historia del Teatro Universitario: nació de la afición, pasión y amistad de un grupo de estudiantes que se reunían en el Callejón del Venado para convivir y estudiar luego de las clases y, poco a poco, se integraron profesore(a)s y autoridades universitarias.
Destaca en ese primer momento la iniciativa de Armando Olivares Carrillo, no precisamente como el primer rector de la UG, sino como un apasionado de la dramaturgia y la actuación, quien cruzaba la plaza personificado como Cervantes y fue autor del prólogo, los entreactos y el epílogo de esta versión icónica.
Decisivo fue el papel del Lic. Enrique Ruelas Espinosa, su primer director formal, quien nutrió al elenco con quienes integraban su grupo Los barreteros.
Entonces, Antonio Torres Gómez era rector de la UG. El 8 de agosto 1952, se representó Arsénico y encaje, de Josepg Kesselring. Meses después, en 1953, se dio un uso totalmente nuevo a la Plaza de San Roque, a partir de su arquitectura y elementos cotidianos, como las campanas de la iglesia y los animales, para escenificar los Entremeses Cervantinos, de Miguel de Cervantes Saavedra, sin imaginar que cientos de personas viajarían a la pequeña localidad para disfrutar la función en numerosas representaciones por día, mucho menos que, 20 años después, este proyecto sería la semilla del Festival Internacional Cervantino (FIC), con lo que la ciudad se convirtió en sede mundial de la cultura.
Igualmente vital para el fortalecimiento del Teatro Universitario, fue el apoyo del rector Eugenio Trueba Olivares, a quien se reconoció en 2014 como director emérito de la agrupación. Crucial también para la consolidación del FIC, fue el impulso de Luis Echeverría pues, antes de llegar a ser Presidente de la República, admiró de cerca la puesta en escena del Retablillo jovial.
En septiembre del año pasado, la UG y el FIC recibieron un reconocimiento de parte del Consejo de Cultura de Toledo, en España, y el Teatro de Rojas, debido al impacto del Teatro Universitario en la difusión de la obra de Cervantes entre las jóvenes generaciones.
Ahora se suma el reconocimiento como Patrimonio Cultural Intangible, pues su labor dio un giro de 360 grados a la vida de una provincia minera.
Desde los clásicos griegos, el Siglo de oro español, la comedia francesa y obras contemporáneas de diversas latitudes, el empeño que las actrices y los actores del Teatro Universitario otorgan al montaje escénico en los ensayos, desde su casa sede en la Plaza San Roque, ha transformado un pasatiempo en una forma de vida o, mejor dicho, la oportunidad de vivir muchas vidas.
Además de los Entremeses Cervantinos, los títulos Don Juan Tenorio, El enfermo imaginario, El susto, Dos hombres en la Mina, entre otros, son imprescindibles en su catálogo.
Son incontables las presentaciones a lo largo de la historia del Teatro Universitario, posiblemente miles. Entre recuerdos entrañables, el maestro Gamba recuerda una presentación en Zacatecas junto a la Catedral y el júbilo del público al poder apreciar una obra del siglo XVII. De igual forma, la oportunidad de conocer Guatemala en 2008, además de viajes anteriores a Estados Unidos.