De la Generación Silenciosa a la Beta/Patricia Sánchez
El signo de nuestros tiempos es el descontento; en todas partes, y la insatisfacción ha llevado a despreciar la democracia. En su sentido básico se refiere a autoridades electas en contiendas razonablemente justas, al gobierno acotado por el legislativo y el judicial y la constitucionalidad de los actos de autoridades y de las decisiones parlamentarias. La irrupción del populismo conduce a la autocracia, es decir, un gobernante fuerte sin los contrapesos propios al arreglo democrático. Son varias las razones de la insatisfacción.
Algunos apuntan a la incapacidad de la economía para corresponder a las expectativas sociales. No sólo es un tema de pobreza y desigualdad, también el deseo de las clases medias de mayores satisfactores, ampliación de los tiempos de ocio y esparcimiento, además de acceder a los bienes que el cambio tecnológico e informático ofrecen. La cultura de consumo crea nuevas necesidades que el sistema es incapaz de satisfacer. La sociedad ahora, más exigente, no guarda memoria de las limitaciones y la escasez de generaciones pasadas. En el caso mexicano olvidados están la inestabilidad económica y el deterioro de la economía personal.
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