Todo listo para el arranque de la jornada 5 del Clausura 2025
Desempacados de los Juegos Universitarios Mundiales Sofía 1977, un pequeño grupo de compañeros, llegamos a Dusseldorf, entonces República Federal Alemana, para acudir a la 1ª Copa del Mundo de Atletismo, del 2 al 4 de septiembre de ese año.
Por una emergencia de pañales, mi “partner” Ricardo Burgos, compañero y cómplice de decenas de episodios de vida, fue uno de los que regresó a México, mientras yo continué el viaje con don Jorge Coria, decano de la fuente de atletismo y “el reportero sexy”, mi buen amigo Toño Barragán, los dos ya fallecidos.
En aquel entonces, ambos eran ya muy experimentados en materia de giras de trabajo y no quise desaprovechar la oportunidad de aprender los puntos finos de los viajes periodísticos con ellos.
Así está la jugada, para que no te vayas con la finta -me dijeron-. Participan atletas de República Democrática Alemana, Estados Unidos, República Federal Alemana, Europa, América, África, Asia y Oceanía.
Carta fuerte por la selección de América, era la atleta mexicana de la UNAM Charlotte Bradley, especialista en 400 metros planos, quien corrió en Bulgaria sin mayor éxito, pero dijo que la experiencia le había servido para esta Copa.
Las rivales de Charlotte entraron a los libros de récords: la polaca Irena Szewinska y Marita Koch de la República Democrática Alemana, barrieron en los 400, ni la cubana Silvia Chivás, especialista en 100, fue capaz de verles el polvo.
Ante nuestros ojos se hizo historia: el cubano Alberto Juantorena en 400 y 800, Steve Ovett del Reino Unido en los 1,500; el etíope Mirus Yifter en los 5,000 y 10,000; el estadounidense Edwin Moses en los 400 con vallas; su compatriota Mike Tully en salto con garrocha; el brasileño Joao Carlos de Oliveira en salto triple y Udo Beyer de la RDA en lanzamiento de bala.
Ellos son apenas unos cuantos ejemplos del desfile de estrellas que pudimos presenciar.
El reto diario era la comunicación con nuestros respectivos medios. Don Jorge se valía del telex para enviar sus extensas crónicas al periódico Ovaciones, pero Toño y yo íbamos por radio (Radio Mil y XEX respectivamente) y debíamos solicitar llamada telefónica “collect call”, es decir, por cobrar.
Era 1977 y para lograr conectar con México, había que solicitar la llamada por operadora desde el Centro de Prensa del Rheinstadion, sede de las competencias. Ella, debía hablar con una similar en Roma y ésta con otra en Nueva York, para de ahí conectarse a los números solicitados en México.
El proceso, rápido, llevaba más o menos una hora y media; pedíamos la comunicación y regresábamos al palco de prensa para continuar nuestras anotaciones. Por eso, cuando se escuchaba por los altavoces “mister norwerto gascue, your collect call to México City is ready”, tenías que volar a la sala de prensa, para no perder tu llamada.
Los costos telefónicos de entonces, desde Europa, eran de varios miles de pesos y no se podía desperdiciar ni un solo segundo.
Al final, los resultados de esa 1ª Copa fueron el reflejo fiel de la situación del atletismo en el orbe, con el primer lugar obtenido por Alemania Oriental, con 127 preseas; Estados Unidos, en segundo, con 120; y tercero, Alemania Occidental con 112 medallas.
Los lugares del 4 al 8 fueron ocupados respectivamente por Europa, América, África, Oceanía y Asia.
Y después, el mundo cambio. El boicot decretado por Estados Unidos a los Juegos Olímpicos de Moscú 80, impidió ver a sus grandes figuras en la máxima justa deportiva realizada en Rusia; la todavía Unión Soviética le regresó la descortesía al país de las barras y las estrellas en 84 y, otra vez, no pudimos ver en América a las estrellas del bloque socialista.
A nosotros como periodistas nos queda el gusto y el privilegio de decir: Estuve ahí.