
El Legado de Francisco
Existe un cambio en la política que pocos advierten o que, simplemente, no ha importado, a pesar de ser un asunto fundamental que revela cómo la autocracia se normaliza en la vida pública. El tema toca la esencia misma del ejercicio del poder y, especialmente, la manera en la que el régimen se percibe a sí mismo, su permanencia, su visión de los adversarios, de la competencia y de sus efectos naturales: la alternancia.
El diseño del Estado, a partir de la transición democrática, parte de la premisa de que la permanencia en el poder es precaria, y que quienes hoy están en la oposición pueden gobernar mañana. Está presente la idea de que el partido gobernante es solo una parte del todo. Los términos de la competencia hacen inevitable la alternancia. Quién gobierna no da certeza, tampoco el proyecto que suscribe, sino las reglas que lo regulan e impiden que quien ocupa la autoridad se convierta en una fuerza única y permanente.
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