
Niñas, no madres/Paty Sánchez
La realidad es que las instituciones internacionales encargadas de mediar y mantener la paz en el mundo en los últimos años se han visto rebasadas y lejos de lograr su objetivo se han quedado de lado, como testigos pasivos de todo lo que esta pasando en el mundo actualmente.
Cómo internacionalista de formación tengo que decir que en su momento surgieron por una necesidad mundial de que existieran y con la voluntad política de todos los miembros lograron su objetivo.
Son instituciones formadas por diplomáticos y funcionarios de todos los países que velan por proteger los intereses de sus países, sus regiones y como objetivo común: del mundo.
Un objetivo noble, legítimo pero sobre todo necesario.
Si ustedes van a Ginebra en Suiza, en dónde se encuentras varias oficinas de organismos internacionales como Naciones Unidas y tienen oportunidad de caminar sus calles, encontrarán varias estatuas de funcionarios que perdieron la vida en misiones de paz, algunas limpias, otras abandonadas que ya solo sirven de casa para las palomas y es muy triste saber que dieron su vida por sus ideales, pero el mundo olvidó eso, por supuesto no le quitó merito a estos héroes, sin embargo hoy por hoy los esfuerzos de toda esta gente parecerían en vano.
Y es que la realidad es que el funcionamiento y respeto a estos organismos si depende de los liderazgos en turno de los países miembros, de la voluntad política y el conocimiento y reconocimiento de estas instituciones como generadoras de foros, guías, recomendaciones, tratados que buscan dirigir hacia la paz y la armonía al mundo.
Sin embargo y como se los comento, a mí parecer no están en su mejor época por varios factores, uno de ellos los países miembros que no están reconociendo su valor, otro la dependencia económica hacia algunos de estos países y el conflicto de intereses a la hora de actuar, falta de liderazgos incapaces de retar a los poderes facticos del mundo que están dando prioridad a sus propias agendas y no a una agenda común, falta de renovación e innovación en los candados y sanciones para poder obligar a los países a cumplir sus compromisos, desafortunadamente presumir la buena fe ya no es suficiente.
Para ejemplo tenemos que las guerras en Israel y Ucrania no han podido ser controladas y pareciera que las Naciones Unidas ya no tuvieron la capacidad de intervención o mediación, ni siquiera con fines humanitarios.
Es inminente un cambio radical en estos organismos en virtud de que su impacto vuelva a ser relevante y real en el mundo, ya no basta con diálogos, foros o recomendaciones, se necesitan estrategias que logren nuevamente el respeto por parte de los gobiernos y las personas a estos organismos tan necesarios pero que hoy por hoy parecieran obsoletos por su incapacidad de contención ante los problemas que está enfrentando el mundo hoy.