
Cultura en Transición/Enrique Rivera
La sociedad cuenta con tres recursos para influir en el poder político, ya sea el gobierno o el Congreso: el voto, la economía y la opinión pública. Esta forma de control social funciona de manera imperfecta y, en el caso de México dos de esas herramientas (la opinión pública y el voto) son casi inexistentes; la economía es un mecanismo limitado. En Estados Unidos, en cambio, se confía en que eventualmente la sociedad logrará contener la amenaza autoritaria implícita en Donald Trump y su movimiento.
Hay que señalar que el Poder Judicial en todas partes está exento de esta forma de evaluación, precisamente porque la premisa de la justicia es su autonomía; eso ha dejado de ser verdad para México a partir de la absurda reforma judicial de López Obrador; una tontería mayor que los juzgadores pasen la prueba del voto popular y todavía más que se presuma como virtud, la mejor prueba es la calidad de los funcionarios electos.
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