Maestro Tomás Bustos Muñoz/Paulino Lorea
En la clínica del IMSS a la que acudo (en la que por cierto es pésimo el servicio), se surten completas un promedio de tres recetas en una hora, pero escuchar que la Megafarmacia del Bienestar del gobierno federal no surte ni tres recetas al día, retrata perfectamente el estado del sector salud del país.
Desde el inicio de la administración, se ha reiterado que México recibió un sistema de salud enfermo y que ya está a punto de quedar como el de Dinamarca, o de tener el mejor sistema de salud del mundo.
López Obrador lo prometió primero para marzo, pero cuando llegó marzo cambió la fecha a septiembre.
Pero aún estamos muy lejos de un sistema de salud por lo menos digno. El mandatario nacional aún presume el manejo de la pandemia como una gran estrategia de salud, pero murieron cientos de miles de personas por una mala atención médica en México.
El día de hoy y cada día después de la pandemia, han muerto personas sin atención, sin medicamentos ni tratamientos adecuados, pero no hay estadística de ellos, porque los datos contradicen los discursos.
Vamos más allá de los discursos. Durante la administración pasada, México era ejemplo mundial por su capacidad para lograr la vacunación universal. Hoy es común la falta de vacunas y de medicamentos. Imposible ocultar el regreso del sarampión y de otras enfermedades emergentes que ya estaban erradicadas del país, porque no hay vacunas ni medicamentos para todos.
Se extinguió el Seguro Popular y nació el Insabi, que fracasó a dos años del sexenio. Entonces apareció el IMSS Bienestar para salvar a los mexicanos. No obstante, este sistema no terminará de arrancar en los meses que quedan de administración.
Aunque digan lo contrario, cada día estamos más lejos de Dinamarca.