Detrás de Cámaras/Norberto Gasque Martínez
Imagínese usted, amable lector, que la próxima presidenta o el actual mandatario tengan que vivir un asalto en carretera o que no quieran salir al anochecer o a ciertos lugares por la violencia.
Si, ellos nunca estarán en un pueblo con toque de queda, de esos que se supone que no existen, pero que respetan los habitantes de cientos de comunidades en nuestro país.
Por ello y para evitar contratiempos, la presidenta electa Claudia Sheinbaum Pardo y el presidente Andrés Manuel López Obrador, solamente visitan sitios donde se erigen obras emblemáticas para el actual mandatario, o lugares de interés común, donde saben que serán bien recibidos y hasta con porras.
Recorren lugares con la seguridad que las fuerzas federales les brindan, lejos de los retenes del crimen organizado, de las balaceras, de las privaciones ilegales de la libertad, del miedo que tenemos los ciudadanos para salir a las calles.
Transitan las carreteras con sus caravanas de vehículos oficiales que respetan todos los cárteles, sin miedo a ser interceptados y despojados de sus unidades, mercancías y dinero por grupos armados.
Ellos nunca saldrán de viaje con el temor de no volver por la violencia que no elegimos, pero que pagamos todos. Ellos nunca tendrán que comprar barrotes y cámaras para sus casas, porque tienen escoltas que los protegen. Nunca saldrán a la calle con temor de ser asaltados o de que les roben su vehículo, porque siempre viajan escoltados con guaruras.
Pero, ojalá que en esa burbuja, se enteraran de la realidad de Chiapas, de Guanajuato, de Colima, de Zacatecas, de Nuevo León o de Tamaulipas.
Ojalá conocieran a fondo este país que no es tan feliz como dicen, porque todos los días tenemos muchos muertos para llorar.