Genio y Figura/ Francisco Buenrostro
Los presuntos vínculos de un gobernador con el crímen organizado ya no deberían escandalizarnos, deberían preocupar y ocupar al gobierno federal en investigar a fondo para deslindar al acusado en turno o encarcelarlo.
Porque no es la primera vez que algún capo detenido en Estados Unidos menciona en sus declaraciones a gobernantes o funcionarios de alto nivel, más allá del gobierno de Felipe Calderón Hinojosa o de Enrique Peña Nieto.
Si revisamos los hechos, las entidades con más homicidios dolosos son las que tienen más refuerzos de seguridad, son las más vigiladas y casualmente son donde existen los más altos índices de impunidad.
Si, donde el narco opera libremente a cualquier hora sin el temor de que alguna autoridad municipal, estatal o federal se interponga o reaccione.
Los tratos entre el narco y quienes gobiernan son más que evidentes, o cómo nos explicamos las caravanas de decenas de camionetas robadas y artilladas en calles de municipios o carreteras sin vigilancia. Quién nos explica las reuniones entre los líderes del narco con alcaldes, alcaldesas y otros tantos funcionarios. Los videos son evidentes, no montajes. Quién nos dice que fue casualidad que el presidente de la república salude a la mamá del “chapo” Guzmán y que él mismo decida liberar a su hijo Ovidio cuando fue detenido.
Si, para todo hay pretextos y múltiples justificaciones que ni ellos mismos creen, pero que nadie desmiente porque son fuentes oficiales.
Y por si la defensa fuera poca y cínica, gobernadores morenistas respaldaron la honestidad de Rubén Rocha Moya, aludido por el “mayo” Zambada.
La carta dio más pena que respeto. Ver los nombres de gobernadores de Zacatecas, Guerrero, Colima, y otras tantas entidades sumidas en la violencia impune, habla de un acto ordenado desde la presidencia de la república. Todos sin calidad moral para defender al indefendible, lo respaldan. Así es nuestro México. Triste y cruel ver que la ley y la justicia no son lo mismo para todos