![pantalaones](https://bajio.quadratin.com.mx/www/wp-content/uploads/2024/12/norberto-1-107x70.jpg)
En los 60/Norberto Gasque Martínez
Hoy le tengo una pregunta, amable lector: ¿De quién son voceros los medios de comunicación?
Si, la respuesta lógica es que de la sociedad, de los hechos, los medios de comunicación deben ser voceros de la verdad. Los medios deben ofrecer información útil, relevante y con varias fuentes para tomar mejores decisiones. La radio, la tele, los impresos y lo que vemos en internet debe ofrecernos posturas, datos e historias que nos ofrezcan diferentes puntos de vista, para poder nosotros mismos tomar las mejores decisiones.
Peeeero, la realidad de los medios en nuestro país es otra. Nos topamos con medios de comunicación que apoyan o atacan a los del gobierno, dependiendo de intereses y/o compromisos que marcan su línea editorial.
Hasta donde sabemos el narco no poseé medios de comunicación ni es evidente a quienes pagan.
Sin embargo en muchos medios del país, leemos mensajes de narcotraficantes con amenazas o recados para personas específicas, para otros grupos de la delincuencia organizada o hasta para el gobierno. Lonas, cartulinas y videos de grupos armados inundan las redes y los medios replican los mensajes.
“Todos lo traen, ni modo que nos quedemos fuera”, justifican los que publican y destacan esos mensajes por likes, por vistas o reproducciones, sin importar el contenido que ofrecen a su audiencia o lectores.
Vender contenidos para alimentar el morbo no es nuevo, pero el riesgo de hoy no es el mismo que ayer. Alimentar el morbo no es hacer periodismo. Difundir mensajes del crimen organizado aunque vayan disfrazados con hechos violentos, no se justifica.
No existe utilidad en difundir amenazas, es igual de inutil que difundir homicidios sin buscar que termine la impunidad. No deberíamos publicar hechos delictivos sin preguntar ¿dónde están los responsables? ¿Por qué no los detienen? Los delincuentes organizados no tendrían tanto poder si fueran detenidos, juzgados y sentenciados. Aquí va un ejemplo del poder del narco y la incapacidad gubernamental: CULIACÁN, SINALOA.
Acto 1: Grupos armados privan de su libertad a 68 personas en Culiacán. Acto 2: El gobierno federal envía a Sinaloa a 900 elementos federales a buscarlos. Acto 3: El narco libera a la mayoría, pero el gobernador dice que fueron rescatados.
En medio de todo esto, los habitantes tienen miedo, saben que existe impunidad y que el narco gobierna. Criminales difunden mensajes en los que dicen que no hay una guerra y justifican el “levantón” masivo porque las víctimas son delincuentes. Los medios difunden los mensajes sin cuestionar cómo grupos armados se llevan a tantas personas y cómo hasta hoy no hay detenidos.
Si, es fácil reproducir los mensajes, lo difícil es hacer periodismo…