
Alucinante/Norberto Gasque Martínez
Perfilar a quien gobierna es una tarea indispensable del análisis político. El estilo personal de gobernar se despliega entre límites institucionales, reglas formales e informales, así como visiones personales y colectivas sobre el poder. En ese contexto, López Obrador y Donald Trump representan arquetipos de un estilo compartido: autoritario, personalista y populista. Aunque México y EU son muy distintos —en lo económico, político, cultural e histórico— sorprende la similitud en su forma de ejercer el poder y su marcada personalidad narcisista. Ambos encarnan al dictador del siglo XXI.
Claudia Sheinbaum es distinta a López Obrador en muchos aspectos, sin embargo la continuidad se explica por una lógica diferente que los hace coincidir. “Romper” o “seguir” con su antecesor es un falso dilema. Sheinbaum es obradorista, aunque a muchos analistas les cueste aceptarlo. No se trata solo de que AMLO impulsara su candidatura, sino de que ella asume como propia la misión de consolidar el proyecto político iniciado en 2018.
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