Genio y Figura/ Francisco Buenrostro
En esta columna pensaba escribir sobre uno de los temas que está tomando cada vez más fuerza como lo es la Reforma Judicial, sobre todo por el paro de labores en los tribunales, como una forma de presión para evitar que pase la iniciativa del presidente López Obrador, en la que, literalmente, propone que el sistema judicial quede en manos de abogados medianamente calificados, sin experiencia y elegidos por popularidad y, llegando al extremo de la burla, hasta por tómbola.
Y es que no es casualidad que en días pasados se hicieran modificaciones a diestra y siniestra por parte del mandatario para hacer aún más bizarra y kafkiana la iniciativa, aunado a que el próximo lunes se le estaría dando entrada en el recinto legislativo de San Lázaro al documento… No, para nada es casualidad, se trata de un señuelo para distraer a la opinión pública del tema prioritario, del fundamental, del que puede rescatar, al menos de momento, la democracia en nuestro país o sumirnos en una dictadura de la que, por ejemplo, Cuba o Venezuela aún no se han podido sacudir.
Me refiero, desde luego, al análisis de la sobre representación de Morena y sus aliados en el Congreso de la Unión, que podría darle a López Obrador y sus cuatroteístas seguidores la mayoría calificada que le permitiría modificar la Constitución sin ningún pudor, emulando al ficticio alcalde de San Pedro de los Sahuaros, en la película de Luis Estrada “La Ley de Herodes”, interpretado por cierto por uno de los más apasionados y fervientes seguidores de AMLO, Damián Alcázar.
La trampa del actual gobierno ha sido adelantarse incluso a los resultados oficiales de los comicios para adjudicarse, supuestamente en base a lo que marca la Ley Electoral, la mayoría calificada, en una interpretación que hizo en la mañanera la propia secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde, lo cual estaría siendo violatorio de la Ley, en sí mismo, pero, como todo lo que ocurre como parte de la Mañanera, está libre de mácula, faltaba más.
Según López Obrador, tanto Morena como el Partido Verde y el PT, tendrían derecho a un 8 por ciento, cada uno de estos partidos, de diputados plurinominales, con lo que tendrían el 75 por ciento de las curules a su favor, cuando en las urnas sólo obtuvieron el 54 por ciento de los votos. En tanto que la oposición que logró el 46 por ciento de la votación, sólo tendría derecho a un 25 por ciento de las diputaciones, hágame usted el favor.
El truco está en que, desde el registro de la coalición “Sigamos haciendo historia”, se identificó como una sola fuerza política, por lo que, incluso en las propias boletas electorales sus candidatos por la vía de representación proporcional, aparecen al reverso como una fórmula. Mismo caso de la coalición “Fuerza y Corazón por México”, de PRI, PAN y PRD.
Pero más allá de todo esto, apegados a la Ley Electoral, para poder tener acceso a esa sobre representación se deben haber presentado como partido, en solitario, a más de 200 candidatos, algo que sólo Movimiento Ciudadano hizo.
Es así como Morena y sus aliados quieren ganar con mañas lo que no lograron obtener en las urnas, porque sí, arrasaron en las elecciones, de eso no hay duda, pero no les bastó para tener la mayoría calificada, esa es la única verdad, más allá de las maromas que se quieran aventar, al más puro estilo de la breakdancer australiana en los Juegos Olímpicos de París.
Lo que sí me queda claro es que si el INE y el TEPJF le dan a AMLO lo que quiere estarían condenando a México a ser propiedad de un solo hombre, quien, sentado en la silla presidencial o no, seguiría ostentando un poder, ahora sí de manera absoluta, con el que la sombra de su reelección, dentro de seis años, se podría convertir en toda una realidad.