Genio y Figura/ Francisco Buenrostro
Si bien los primeros nombramientos anunciados por la presidenta electa de la República, Claudia Sheinbaum, nos llegaron a esperanzar en que podría tener una visión menos cerrada y obtusa de proyecto de nación que el todavía inquilino de Palacio Nacional, poco a poco, los demás miembros de su gabinete que ha ido dando a conocer nos devolvieron a la triste y cruel realidad. Su mandato será una calca de lo que hemos vivido los últimos seis años, así de mal… O quizás peor.
Me explico, tener a Marcelo Ebrard en la Secretaría de Economía sonó muy lógico y coherente; al doctor Juan Ramón de la Fuente en Relaciones Exteriores, también nos pareció un acierto y así por el estilo, al menos los primeros nombramientos, pero con el transcurso de las semanas, fue de mal en peor y casos como el del actual titular de Pemex, Octavio Romero Oropeza, que fue designado para hacerse cargo del Infonavit, quizás una de las muy pocas instituciones que dieron resultados positivos durante la gestión obradorista, por lo que ahora quedará en manos de quien le dio la puntilla a Petróleos Mexicanos, demostrando que siempre se puede caer más bajo.
Y la lista sigue y sigue, pero ahora me quiero concentrar en la más reciente ratificación, una en la que me dirán muchos: “pero eso no depende de la presidencia, es un órgano autónomo” y yo les diré: “Ajá”, por supuesto que me refiero al Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, quien la propia Scheinbaum Pardo acaba de confirmar que no se va a ningún lado, faltaba más, porque sabe bien que con todo el Congreso de la Unión a su favor, con mover un dedo le bastaría para quitarlo de su puesto, pero no, tal parece que la indicación es mantenerlo en esa posición a toda costa.
Para nadie fue sorpresa que López Obrador propusiera a Gertz Manero en su momento para ser Fiscal General de la Nación, puesto que ya lo había acompañado en la Jefatura de la Ciudad de México, como secretario de Seguridad Pública en la capital del país, pero, fuera de dramas familiares en los que, fiel a su costumbre, utilizó la ley a su favor para igual meter a la cárcel en su momento a Silvia Pinal y, más recientemente, a su cuñada, el “Fiscal Carnal” simplemente no se ha dejado ver, es decir, está y no está, es un fantasma y nada más.
Aun en los casos más álgidos, Gertz Manero se ha mantenido al margen, ni siquiera para salir a desmentir los rumores sobre un precario estado de salud ha querido dar la cara, lo cual, a su vez, resulta muy conveniente para el partido en el poder, porque no da declaraciones que pudieran contrariar a su líder supremo, no le pueden reclamar la falta de aplicación de la justicia y la creciente impunidad, sí esa misma que se desapareció por decreto, pero que en el día a día crece y crece, según lo consignan organismos internacionales.
Incluso el “Fiscal Fantasma” ha contrastado mucho en su forma de trabajar (lo admito, fue sarcasmo) con el proceder de su homóloga capitalina hasta hace poco tiempo, Ernestina Godoy, ella sí muy mediática y quien tuvo que dejar su cargo al no ser ratificada por la Asamblea Capitalina, recibiendo como premio de consolación una senaduría morenista.
Es pues Alejandro Gertz Manero otro ejemplo de que mientras cumplas con la máxima de López Obrador, absoluta fidelidad, no importa que fechoría cometas o si eres un “aviador”, de muy alto nivel, pero “aviador”, siempre serás cubierto con el manto protector de la 4T, que te lava todos tus pecados, porque en nuestro país, sobre todo luego de la aprobación de la reforma al Poder Judicial, el único delito que no tiene perdón es pensar diferente al oriundo de Macuspana, quien, todo parece indicar, seguirá dirigiendo los destinos de México, ahora a través de interpósita persona, en la figura de Claudia Sheinbaum Pardo.