Genio y Figura/ Francisco Buenrostro
Tras la presentación de la Estrategia Nacional de Seguridad del Gobierno de México, que corrió a cargo del secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, nos quedan más dudas que certezas, porque pareciera más una solución de forma y no de fondo.
Ciertamente, queda claro que la política en materia de seguridad del ahora ex presidente Andrés Manuel López Obrador, fue más que fallida, al romper todos los records de homicidios intencionales y personas desaparecidas; porque, lejos de acabar con la corrupción y la impunidad, repartir abrazos a la delincuencia organizada y acusar a los criminales con sus mamás, extrañamente no sirvieron de nada.
Al respecto, y siguiendo la retórica perorata de su antecesor, la presidenta Claudia Sheinbaum aseguró tajante que “no va a regresar la guerra contra el narco de Calderón”, esa que reportó más resultados y menos víctimas, pero dejando claro que el también ex mandatario, y ex panista, Felipe Calderón seguirá siendo el villano favorito de la 4T, al menos mientras se mantenga en el poder, a no serque el nacido en Michoacán decida morenizarse y expiar, absolutamente, todos sus pecados.
La Estrategia Nacional de Seguridad se basa en cuatro ejes: Atención a las causas; consolidación de la Guardia Nacional; fortalecimiento de la inteligencia e investigación con la creación de un nuevo Sistema Nacional de Inteligencia; así como la coordinación con las entidades federativas.
Sheinbaum Pardo destacó como positiva la adhesión de la Guardia Nacional a la Secretaría de Defensa, ya que, derivado de ello, sus elementos tienen acceso a los servicios de seguridad social del Ejército y cuentan con una capacitación que fortalece sus capacidades como institución de seguridad.
Además, puntualizó que con la creación del Sistema Nacional de Investigación se generará mucha más coordinación entre los sistemas de seguridad de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, Sedena, Semar, la Fiscalía General de la Repúblicay las fiscalías estatales para conocer toda la información que permitan la identificación de células criminales.
García Harfuch, por su parte, resaltó que la Estrategia Nacional de Seguridad ha establecido, además, tres objetivos principales para la construcción de la paz, que son la disminución de la incidencia delictiva, principalmente de los homicidios dolosos y de la extorsión; neutralización de los generadores de violencia y redes criminales; así como fortalecer las capacidades de prevención y proximidad social de las policías locales.
Agregó que en las entidades de mayor incidencia delictiva, o al menos las que considera el Gobierno Federal lo son, como Guanajuato, Baja California, Chihuahua, Guerrero, Jalisco y Sinaloa, han generado una estrategia de intervención para el combate a los delitos de alto impacto.
Pasando por alto que se olvidaron de estados como Zacatecas, Michoacán o Morelos, donde tampoco cantan mal las rancheras en lo que a violencia se refiere, queda la impresión de que son más buenos deseos que una estructurada estrategia para obtener resultados efectivos en materia de seguridad, porque dejaron de lado temas como: garantizar los derechos humanos, fortalecer los ministerios públicos y reforzar el equipamiento y la capacitación de las policías municipales.
Es por todo lo anterior que no nos queda más que tener fe y esperanza en que ahora sí hagan su trabajo las autoridades y cumplan con su obligación de brindar seguridad a la población, algo muy básico, esencial, prioritario para cualquier habitante de este país, en el que, hoy por hoy, lo único seguro es la inseguridad, una inseguridad de la que no se salva nadie.