Combatir al crimen/Federico Berrueto
“YO POR ESO, ESTOY FUERA”
Con bombo y platillo presentó la presidenta Claudia Sheinbaum esta semana el Plan México, un ambicioso proyecto que tiene entre sus principales objetivos colocar a nuestro país entre las diez principales economías del mundo, elevar la proporción de inversión respecto al PIB, crear 1.5 millones de empleos adicionales en manufactura especializada y en sectores estratégicos; además de lograr que el 50% de la proveeduría y el consumo nacional sean hechos en México en sectores estratégicos.
No sé a ustedes queridos lectores pero esta presentación, en la que Sheinbaum Pardo estuvo acompañada de los secretarios de Economía, Marcelo Ebrard y de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O; me sonó más como a un speech de participante del popular programa Shark Tank, donde emprendedores buscan convencer a destacados empresarios, conocidos como tiburones, de confiar en sus propuestas de negocios.
Y es que la mandataria, ya encarrerada, se fue como hilo de media formulando sus propósitos de año nuevo, porque así parecieron, ya que no se limitó ni tantito y además de asegurar que México va a fabricar sus propias vacunas, dijo que incluso las va a exportar; así como reducir de 2.6 a un año el tiempo total para concretar una inversión, acceso a financiamiento para tres de cada diez Pymes, además de lograr que México sea uno de los cinco países más visitados a nivel mundial y… ¿Por qué no? Disminuir la pobreza y la desigualdad en nuestro país.
En este punto, no pude más que imaginarme qué le cuestionarían los tiburones como, por ejemplo, ¿cómo le había ido a la 4T con sus anteriores proyectos? como el Gas Bienestar, que nunca generó el ahorro prometido y tuvo una mínima cobertura; o los cientos de pipas que se adquirieron para acabar con el huachicol, de las cuales nunca se volvió a saber nada, de los vehículos, al menos, porque la venta de hidrocarburo ilegal, incluso, aumento; el Banco del Bienestar, que representó otro gasto estúpido más, con tal de no utilizar la infraestructura bancaria privada existente en el país, porque sólo Morena puede hacer negocio con el dinero del pueblo, faltaba más.
Y la lista sigue y sigue, un tren maya que devastó la selva, acabó con la fauna y destruyó cenotes; un aeropuerto Felipe Ángeles, que luce en el abandono, que es inoperante y, por si fuera poco, no solucionó para nada la saturación de la terminal aérea de la capital del país, como sí lo hubiera sido el de Texcoco, del cual se siguen pagando indemnizaciones.
Podría seguir sin duda escribiendo por horas y horas sobre los fallidos negocios de la 4T, como Mexicana de Aviación, Dos Bocas, Deer Park, Litiomex, la Mega Farmacia y, más recientemente, los autos eléctricos de Olinea, porque esa es la función del gobierno, al menos en su mundo raro, usar el dinero del pueblo bueno pero no para administrarlo correctamente, sino para idear disparatados proyectos que no llevan a ningún lado y que hasta el mismísimo Javi Noble harían palidecer por irracionales.
Y, por si fuera poco, el Plan México se basa en gran medida en el apoyo y la confianza que tendrá que aportar la iniciativa privada, sí, la misma que está conformada por los empresarios que, desde el gobierno de López Obrador, han sido difamados, suplantados, acosados, extorsionados y, sólo en muy contados casos, con sus respectivos enjuagues de por medio, asociados con la Transformación de Cuarta.
Por todo esto es que imagino que los mentores de Shark Tank dirían, “sí, está muy padre tu Plan México y todo, pero, por lo que hemos visto hasta ahora del Movimiento de Regeneración Nacional, en los hechos, yo estoy fuera”.