
Crónica Cuevanense/Roberto Tamayo
Comunico, luego existo
Si algo he aprendido en 38 años de carrera como comunicador, y no sólo como periodista, un comunicador en diferentes ámbitos, es que comunicar resulta tan natural y necesario como respirar, porque, ya sea en forma verbal, no verbal o escrita, todos los días estamos comunicando mensajes, desde un “buenos días”, en la familia hasta pedir un café o dar un discurso en forma; todo el tiempo comunicamos.
Pero… ¿A qué viene todo esto? Bueno, a qué, además de mi labor como director de Noticias de Grupo Audiorama Comunicaciones Guadalajara, y las colaboraciones que, semana a semana, tengo el honor de realizar para Quadratín, ha despertado en mi la necesidad de compartir, a través de talleres la importancia de la comunicación, encontrándome con un gran interés por parte de los participantes en estas capacitaciones por adquirir más y mejores herramientas para comunicar de la manera más directa, efectiva y asertiva posible.
Y para explicar a qué me refiero cuando digo que me considero comunicador de tiempo completo, me remontaré a mi formación, en la que se incluye el Premio Estatal de Declamación, a nivel secundarias técnicas en Jalisco, lo que me llevó, inexorablemente, a querer ahondar en el conocimiento de técnicas para poder comunicar emociones y sentimientos, lo que considero conseguí estudiando teatro en la UdeG y, más tarde, cine, enfocado al video documental.
Aunque para ese entonces ya tenía experiencia en la radio, aproveché para aplicar lo aprendido como reportero de televisión, recibiendo la oportunidad de entrar, primeramente, a TV Azteca Guadalajara, gracias al gerente de Producción, Hernán Visseti, y al director de Noticias, Alfonso Javier Márquez. Y años después a Televisa, con el apoyo de Miguel Ángel Collado, director de Noticias y pieza clave de la televisora en el Occidente de México.
La experiencia en un medio escrito se dio en Ocho Columnas, extinto periódico, que editaba la UAG, a donde llegué por invitación de Genaro Pacheco, lo que me permitió hacer periodismo desde otro frente y con un lenguaje diferente.
Todo este preámbulo es para explicar porque para mí no era suficiente con dar un curso para hablar en público o sobre storytelling o de PNL, no, de esos ya hay muchos, lo que yo buscaba era un taller, con muchas dinámicas entretenidas, que viera un poco de todo, pero que, sobre todo, causara el impacto necesario en los participantes como para despertarles el gusanito para seguir aprendiendo habilidades nuevas y poner en práctica otras que ya conocían pero tenían en desuso.
Hoy, más que nunca, cuando más del 80 por ciento de los problemas que se generan en las organizaciones se deben a la mala o inadecuada comunicación, ya sea en una empresa, organismo, dependencia o incluso al interior del núcleo familiar; resulta imprescindible contar con las capacidades necesarias para comunicar de la mejor manera nuestro mensaje, sea el que sea, para enfrentar los retos que la vida actual nos impone.
El taller en cuestión se llama Comunicación Total, mismo que acabo de presentar en Morelia, Michoacán, y León, Guanajuato; y que espero poder llevar muy pronto a otras ciudades del país, porque comunicar es más que mi trabajo, una vocación que ejerzo con absoluta pasión.
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