
Crónica cuevanense/Roberto Tamayo
Aunque Noroña se vista de seda, chairo se queda
No cabe duda que no hay nada peor que darle poder a un resentido social, porque no va a buscar quién se la hizo sino quien se la pague. Tratará de ser todo lo que antes no pudo ser; si era pobre, se dará lujos; si fue ninguneado, buscará humillar a alguien más y, en general, se convertirá en todo lo que un día condenó.
Y de este supuesto no hay mejor ejemplo que Gerardo Fernández Noroña, quién supo colarse al grupo en el poder, aunque fuera a través de un partido político rémora como lo es el PT.
El ahora flamante (es sarcasmo, obviamente) presidente de la mesa directiva de la Cámara Alta acaba de dar otra muestra más de lo deleznable y ruin que puede llegar a ser, luego de que un ciudadano, de oficio abogado, que lleva por nombre Carlos Velázquez de León, lo increpara en la sala VIP de una aerolínea en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, llegando a hacerse de palabras y darse algunos empujones, por lo que se vio obligado a ofrecerle disculpas públicas por ese incidente.
Sin embargo, el problema, más allá de lo llorón que se vio Noroña, es que utilizó las redes oficiales del Senado para denunciar la supuesta agresión, presentó la denuncia a título de legislador federal, señalando que se violentó su investidura como tribuno, más aún presidente, al menos por el momento, y ahora se aventó la puntada de transmitir las disculpas públicas de Velázquez de León, a través de los medios del Senado, haciendo un circo en el que se sintió el amo y señor del espectáculo, sin darse cuenta que sigue siendo el payaso.
Y es que hoy que se siente todo poderoso, quizás ha olvidado Fernández Noroña de donde viene, pero con gusto le refrescamos la memoria, ya que este sociólogo de 65 años de edad comenzó a tomar notoriedad al encabezar la creación de la Asamblea Ciudadana en Defensa de los Deudores de la Banca, en 1995, convirtiéndose en un porro de la izquierda (cuando sí era izquierda), especialista en manifestaciones y grupos de choque, hasta el año 2004, que se incorporó al PRD.
Luego de que en 2008 Alejandro Encinas, su gallo para ocupar la dirigencia nacional del Sol Azteca, perdiera contra Jesús Ortega, Noroña renunció al partido y, en 2012, trató de formar su propio instituto político denominado “MIL” Movimiento de Izquierda Libertaria, que nunca alcanzó a tener registro y en 2015 llegó a ser diputado federal plurinominal por el Partido del Trabajo.
Ya para 2018 se armó de valor y se autopropuso como precandidato de la alianza Morena-PT-Verde a la Presidencia de la República, de donde salió designada Claudia Sheinbaum, lo que le valió un berrinche que a nada estuvo de dejarlo fuera del grupo en el poder, de no ser por la intervención de López Obrador, que le ofreció presidir el Senado, tal como hoy se lo cumplió.
Pero lo que viste de cuerpo completo a Fernández Noroña son los incidentes vergonzosos que ha protagonizado, como el que da pie a esta columna, entre los que vale la pena recordar cuando en abril de 2019, como diputado federal, solicitó a la tuitera Mariana Díaz le mandase fotos sin ropa —mientras se encontraba en China durante un ciclo de conferencias parlamentarias con el Partido Comunista— toda vez que ella habría mencionado que «estaría a punto de quitarse la ropa» debido a la ola de calor presente en la CDMX.
Igualmente, luego de que se hizo público su número telefónico en Twitter, lo que habría ocasionado que diversos ciudadanos le mandasen mensajes de texto vía WhatsApp y este hubiese reaccionado publicando sus números en la misma red, Twitter le habría bloqueado esos tuits, por lo que acudió a protestar a las oficinas de la red social en México, mostrándose por demás déspota con el trabajador que lo atendió al señalar que “no trataba con empleados”, como si el antecesor de Elon Musk le fuera a hacer caso.
Uno de los más recientes patinones fue cuando en una videocharla, cuestionó que los pares de zapatos hallados en el rancho Izaguirre pertenecieran a desaparecidos y que ese hallazgo sólo era una campaña de la derecha mexicana.
Sin olvidar, claro está, su viaje a todo lujo a tierras francesas, con gastos que harían palidecer al neoliberal más despilfarrador.
La lista de situaciones polémicas encabezadas por este impresentable personaje en las que ha puesto de manifiesto su mezquindad, soberbia, misoginia y patanería vil son muchas, pero con las aquí señaladas basta para validar la frase que versa: “Aunque Noroña se vista de seda, chairo se queda”.