
Collect Call/Norberto Gasque Martínez
Voces del más allá
¿Qué pasa cuándo ni en la tumba puedes encontrar paz? Bueno, al menos para la familia del gran actor de doblaje y locutor Pepe Lavat fallecido en 2018, esta situación es la que se presentó cuando, presuntamente, el Instituto Nacional Electoral tomó la decisión de clonar la voz del maestro Lavat con Inteligencia Artificial para utilizarla en un spot donde agradecían la escasa participación ciudadana en la fallida elección para renovar, en una primera fase, al Poder Judicial.
Si bien el INE ya contestó, a través de su presidenta Guadalupe Taddei, que no hicieron uso de la IA para el video que difundió el organismo a través de sus redes sociales, sino que, simplemente, usaron un audio disponible en TikTok del propio Pepe Lavat, justificando la apropiación de la distintiva voz sin pagar los derechos correspondientes.
Aquí lo más preocupante para mí, más allá del obvio abuso en contra de los derechos de la familia Lavat, es que una institución que debería ser garante de la democracia y la transparencia, para generar certidumbre de los resultados de los procesos electorales, como lo es el INE, esté buscando vericuetos legales, excusas absurdas y el muy mexicano recurso del chanchullo para brincarse los derechos de quienes heredaron el patrimonio del maestro Lavat, aprovechándose de los vacíos legales que se tienen en torno al tema de la Inteligencia Artificial.
A raíz de esta situación, artistas, locutores, actores de doblaje y creativos mexicanos se manifestaron en la Ciudad de México bajo el lema “una sola voz”, para exigir una legislación que regule de forma urgente el uso de voces humanas frente al avance acelerado de la Inteligencia Artificial.
La Asociación Mexicana de Locutores Comerciales (AMELOC) impulsó la protesta con el objetivo de frenar la creciente práctica de replicar voces con herramientas digitales sin consentimiento, sin pago de regalías y sin diálogo con las familias de los artistas, incluso en casos post mortem.
Otro ejemplo de estos abusos es el que le ocurrió a la actriz de doblaje María Fernanda Morales, quien dio voz al personaje del “nene consentido”, en la popular serie de Dinosaurios, quien se sorprendió al recibir como regalo un muñeco que reproduce las características frases de su personaje sin que ella haya autorizado su uso ni sepa quién está detrás del producto y, desde luego, sin recibir ni un centavo por ello.
Tal como en este caso, no hace falta que haya fallecido la persona de quien se aprovechan para clonar su voz, lo cual también le ocurrió a la actriz Scarlett Johansson, quien amenazó con emprender acciones legales contra OpenAI por, presuntamente, copiar e imitar su voz tras negarse a cederla a la compañía. Según la actriz, OpenAI le pidió que fuera una de las voces llamadas “Sky” para su nuevo sistema de IA y al no llegar a un acuerdo, la empresa simplemente clonó, al parecer, su voz sin pagar regalías.
El tema, luego de las protestas en la capital del país, llegó hasta Palacio Nacional, donde la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ofreció respaldo a actores de doblaje y locutores que exigen protección legal frente al uso no regulado de la IA, especialmente en la clonación de voces e imágenes sin consentimiento.
Sheinbaum Pardo anunció que será a través de la Consejería Jurídica y la Secretaría de Cultura que se gestionarán reuniones con los actores, locutores y profesionales del entretenimiento, con el objetivo de encontrar mecanismos que impidan el uso no autorizado de sus voces mediante las nuevas tecnologías.
Así pues, más que el título de mi columna de esta semana, lo que en realidad es de dar escalofríos es la acelerada penetración de la Inteligencia Artificial, tanto así que, en muy poco tiempo, podría aprovecharse de la “Estupidez Natural” de la raza humana para dominarnos por completo, a grado tal que no podamos confiar en lo que vemos o escuchamos, llegando a dudar hasta de nosotros mismos.