Punto y Aparte
Nunca como hoy, la amenaza de que México se convierta en Cuba o Venezuela se siente más latente, más real, más preocupante. Y es que, si hay algo que tienen en común estos dos países, además de un régimen dictatorial, una seguridad militarizada y mucha, pero mucha hambre; es la falta reiterada de energía eléctrica, con constantes apagones, que son ya parte de la cotidianeidad de los habitantes de ambas naciones.
Pues bien, México se une ahora estos países en la nada agraciada característica de carecer de un eficiente abasto de energía eléctrica, que en muchos casos puede llegar a ser cuestión de vida o muerte cuando se trata de mantener conectado a un hospital, por citar sólo un ejemplo.
Pero bueno… ¿Cómo podríamos culpar al presidente de esto? Porque… ¿Quién hubiera pensado que era una mala idea poner a Manuel Barttlet al frente de la Comisión Federal de Electricidad? No es como que tuviéramos que prejuzgarlo nada más porque se le cayó el “sistema”, en las elecciones presidenciales, llevando a “la grande” al otrora “Innombrable”, Carlos Salinas de Gortari, quien ahora pareciera haber regresado recargado en la figura de AMLO.
Pero vayámonos por partes, según una nota publicada por el prestigiado medio británico BBC, las autoridades cubanas suelen atribuir las disrupciones de la producción y suministro de energía eléctrica a labores de mantenimiento, averías, incendios, escasez de combustible o falta de piezas por el embargo de Estados Unidos, entre otros motivos, muchos de ellos irrisorios.
Entre tanto, en Venezuela, los expertos señalan que las fallas que se registran casi a diario en el suministro eléctrico en varios estados y la capital Caracas son consecuencia de la falta de mantenimiento del sistema eléctrico nacional, pero claro eso lo señalaron los especialistas en la materia y no el régimen en turno que no tardó en gritar a voz en cuello, complot, complot.
¿Le suena parecido? Pues con justa razón, porque al inicio del actual gobierno federal comenzaron en México las fallas en el servicio eléctrico y no faltaron los pretextos igual de inverosímiles que los de los cubanos, como en el caso de un incendio en Tamaulipas en unos pastizales, hecho suficiente para que un tercio del país se quedaran sin luz o cuando dijeron que la península de Yucatán se la pasó a oscuras porque se les ocurrió a todos los hermanos del Mayab recalentar en el microondas la cochinita del día anterior al mismo tiempo.
Lo cierto es que quienes pronostican una era de oscurantismo, en caso de que siga en el poder el Cuatrote que nos pusieron, no se refieren a algo metafórico sino quizás a algo muy, pero muy tangible y ya lo único que falta es que, así como nos dijeron que debemos de profesar la pobreza franciscana o vivir sólo con un par de zapatos, ahora nos pidan iluminarnos con velas.
No quiero concluir estas líneas sin evocar un poco de esperanza, recordándoles que nos queda una oportunidad, una sola, de dar marcha atrás en esta caída libre de nuestra nación, de nosotros depende, porque mientras mantengamos los ojos bien abiertos y la mente pensante no nos cubrirán las tinieblas.