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CIUDAD DE MÉXICO, 21 de abril de 2024. El cerro del Tepepolco tiene a su ángel guardián. Motivado por la protección y conservación del medio ambiente, así como por la historia de su natal Iztapalapa y la reconstrucción del tejido social en su comunidad, Ángel Villagrán se ha convertido en un guardián de su territorio, específicamente del Tepepolco.
Tepepolco significa cerro grande, en náhuatl. Este es un caso inspirador que vale la pena visibilizar en el marco del Día Internacional de la Madre Tierra que se conmemora el 22 abril y el Decenio de la ONU para la Restauración de los Ecosistemas (2021-2030).
La historia de Ángel como ‘ecoguardián’ empezó con una caminata realizada hace unos años en el cerro Tepepolco, también conocido como Cerro del Peñón Viejo, un volcán inactivo de 2,370 metros de altura ubicado al oriente de la Ciudad de México que guarda un gran valor histórico y sagrado desde la época prehispánica de los Mexicas y es clave para el abastecimiento hídrico de la zona, pero cuyos suelos, flora y fauna se han visto severamente afectados a causa de la actividad minera y el crecimiento urbano acelerado.
Inspirado en el trabajo de otros jóvenes como él, Ángel entendió el valor del cerro en aquella caminata y ahora se dedica a protegerlo y preservarlo de forma voluntaria a través de diversas acciones comunitarias impulsadas por la Red Socioambiental Paraíso y Paz, colectivo local autogestivo en el que participa.
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