
El legado de Pepe Mujica: un ejemplo de honestidad y congruencia
Santiago y El Rufo
“Historia del Asceta”
Lo sé, estimado lector, probablemente, igual que yo no sabes que quiere decir Asceta, cito del diccionario: Persona que se dedica a la práctica y ejercicio de la perfección espiritual.
R- ¡Auuu!, mi Santias, ¿y ahora que mosca te picó que andas tan reflexivo?
S- Fíjate perro, que he estado en charlas con mi hijo Santiago, tocando el tema del sentido de la vida y me compartió la siguiente historia, de la que no cito al autor por ignorancia:
Es la historia de un académico que visita la India y encuentra a la orilla del rio Ganges a un asceta en meditación; se acerca y le pregunta si es feliz, el asceta le contesta que no, por eso busca conocer la naturaleza del Ser, descubrir la realidad, saber que es la mente, entender la no-dualidad.
El académico se aleja del asceta y más delante se encuentra a una mujer que se ve muy feliz jugando con sus niños. El académico le pregunta sobre la naturaleza de la realidad, sobre la inmortalidad del Ser, sobre la no-dualidad, etc. La mujer le contesta que ella solo sabe que es feliz jugando con sus niños.
El académico regresa con el asceta y le cuenta sobre la felicidad que ya logró la mujer sin necesidad de búsqueda espiritual y sin necesidad de tanta indagación; el asceta le contesta que no es esa la felicidad que el busca, que no es su meta la felicidad que vive la mujer con los niños
R- Guauuu, mi Santias, ¿Qué acaso la felicidad no es la misma siempre?
S- No mi Rufo, por eso es importante no confundir la verdadera felicidad espiritual producto del conocimiento de sí mismo y del discernimiento perfecto, con la felicidad prepersonal producto de la ignorancia y la inconsciencia, que surge al identificarnos nosotros mismos con nuestro ego, con nuestros pensamientos, deseos y nuestras emociones.
R- Grrr, ¿no crees mi Santias, que eso está muy profundo para la mayoría de nuestros dos lectores?
S- No lo sé, pero no lo creo mi Rufo; todos los seres humanos estamos permanentemente en la búsqueda de conocer nuestra naturaleza para, actuando en concordancia con ella, alcanzar nuestra propia plenitud y así poder ser felices, ello incluye a nuestros dos lectores; de quienes espero una reflexión introspectiva para revisar cómo viven y como es su vida con los demás; porque tengo por cierto que en esta sociedad orientada al consumo donde la televisión es guía, muchos vivimos en el error preocupados de lo material dejando de lado nuestro crecimiento interior y nuestra natural espiritualidad.
R- Guauuu, ese es el punto, mi Santias. Todos andan detrás de lo material, buscando capacitarse para tener más y así, vivir mejor.
S- Ese es el error, perro, creer que teniendo más se vive mejor ¡No!, no es por ahí, de hecho teniendo mucho vives peor, pues vives para cuidar lo que tienes en lugar de vivir en libertad. Por eso afirmo, se vive mejor cuando uno vive de acuerdo a su humana y projimal naturaleza; de facto se vive mejor cuando uno se da cuenta que lo que realmente vale la pena está dentro de uno y nada tiene que ver con poseer cosas o personas Aunque para llegar a ello, se requiere de reflexionar a través de la meditación y de un esfuerzo intelectual y emocional para dejar de desear el tener cosas.
R- Auuu, ¿de verdad crees en lo que dices, mi Santias?
S- ¡Sin duda!, mi Rufo. Y no es tan difícil creer en ello si entiendes que en esta vida vas de paso y que más temprano que tarde vas a morir y que, si eres creyente, lo único que va a trascender es tu espíritu.
R- Guau, mi Santias, seguro están enseñando esto en la educación básica y los bachilleratos, para que los jóvenes hagan su plan de vida tomando en cuenta su humana naturaleza en forma integral.
S- Quisiera decirte que ¡Sí!, mi Rufo, pero ¡Éjele que no¡, no educamos así aun siendo esto lo más importante para cada persona; hoy, en nuestra estupidez institucional, educamos para un materialismo estúpido, esclavista y depredador que no es otra cosa el llamado neoliberalismo en una sociedad orientada al consumo ¡Así de triste!… ¡Así de sencillo!
Un saludo, una reflexión.
Santiago Heyser Beltrán
Escritor y soñador