
Hablando en Serio/Santiago Heyser, y Santiago Heyser, Jr
La salud es, quizá, el más elemental de los derechos sociales. Sin acceso a medicinas, insumos y atención médica oportuna, cualquier discurso de igualdad queda vacío. Por ello, la decisión de la presidenta Claudia Sheinbaum de poner en marcha el programa Rutas de la Salud, centrado en garantizar el abasto y la logística de medicamentos “hasta la última milla”, es un hito que merece destacarse no solo por su audacia, sino por su trascendencia histórica.
Durante años, México padeció un laberinto logístico que condenaba a miles de familias a recorrer farmacias privadas, a enfrentar desabasto en clínicas rurales y a padecer la incertidumbre de no encontrar medicamentos esenciales. La presidenta ha optado por un cambio estructural: un sistema federalizado de distribución que asegura, cada mes, la entrega de medicamentos completos en las más de ocho mil unidades de primer nivel del IMSS-Bienestar.
No hablamos de un parche improvisado, sino de una política pública planificada: 96 rutas de transporte especializado recorren ahora el país, con la misión de garantizar que los medicamentos no se queden en almacenes ni se pierdan en trámites burocráticos, sino que lleguen directamente a las manos de las y los pacientes.
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