Genio y Figura/Francisco Buenrostro
Hace unos días sostuve una plática casual con dos personas en distintas situaciones, por un lado, platiqué con una de las señoras que realiza labores de limpieza en la empresa donde trabajo, y por otro, con el señor Roberto de oficio peluquero que tiene su negocio en el mercado Manuel M. Diéguez en el barrio de San Antonio en Guadalajara.
Durante la conversación ambos me compartieron que tienen un hijo desaparecido, la señora me compartió que desde hace 9 años lo está buscando e incluso se ha unido a colectivos de desaparecidos y a Ceci Flores líder de las Madres Buscadoras de Sonora, pero hasta la fecha no sabe nada de dónde pueda estar su hijo o si sigue con vida. El señor Roberto busca a su hijo desde 9 meses, desapareció el 12 de marzo del 2024, cuenta con denuncia oficial y me mostró su ficha de desaparecido de la Comisión de Búsqueda de Personas del Estado de Jalisco.
Ambos coinciden en que nunca se les ha brindado información y que la investigación no lleva ningún avance, el señor Roberto solo vio videos de las cámaras de videovigilancia de Tlajomulco, donde desapareció su hijo, en las imágenes se aprecia como hombres suben a su hijo a una camioneta a la fuerza, lo que conocemos como un “levantón”, pero de ahí en más no sabe nada.
Resulta difícil pensar cómo la han pasado todo este tiempo, cómo han salido a trabajar con la angustia de dónde estarán sus hijos, no importa el tiempo que haya pasado, un día, nueve meses o nueve años, lo grave de esta situación es que es la realidad que viven más de 15 mil familias en Jalisco, y como sociedad lo ignoramos, vemos como un paisaje las fotografías pegadas en la glorieta de las y los desaparecidos en Niños Héroes, hasta que nos llega un caso de cerca o nos pasa con un familiar.
El nuevo gobierno de Pablo Lemus en Jalisco, ha tomado como prioridad desde los primeros días y antes de tomar protesta el tema de desaparecidos, creó la Secretaría de Inteligencia y Búsqueda de Personas Desaparecidas, junto con expertos y colectivos instalaron mesas de trabajo para atender el problema en el estado y personalmente al gobernador se le ha visto ocupado en el tema e incluso dijo retomará la investigación del caso de los cinco jóvenes desaparecidos en Lagos de Moreno en agosto del 2023.
Lo menos que podemos esperar es que no veamos un cambio en las acciones que lleva el gobierno en este problema, que sea solo la “emoción” del momento como todo inicio de una nueva administración, tomando en cuenta que el gobierno anterior fue donde más falló, con indiferencia y falta de empatía hacia las víctimas, ahora se necesitan acciones concretas y con respuestas a quienes buscan a sus familias, los objetivos de la nueva la Secretaría de Inteligencia y Búsqueda de Personas Desaparecidas lucen bien y ojalá se cumplan, algunos de éstos son identificar patrones y tendencias delictivas para prevenir crímenes, implementar estrategias focalizadas en zonas y grupos de mayor riesgo, diseñar programas específicos para prevenir delitos en áreas prioritarias e investigar desapariciones con herramientas de inteligencia para incorporar datos a carpetas de investigación. Habrá que ver si el presupuesto de egresos 2025 que se acaba de aprobar para la agenda de desaparecidos, 734 millones de pesos es suficiente.
En los últimos años ha crecido la crisis de desaparecidos en Jalisco, durante la gestión de Enrique Alfaro se triplicaron los casos al pasar de 5 mil 873 en 2019 a 15 mil 348 casos en 2024. El gobierno de Pablo Lemus deberá ocuparse de que no aumenten las cifras, se busque realmente a los desaparecidos y de prevenir este delito.
Seguir de cerca la nueva estrategia es nuestra tarea para dar cuenta si hay o no un cambio, es necesario también conocer cada una de las víctimas, escucharlas, conocer el contexto y a sus familias. Encontrar historias así, lamentablemente hoy en día, es más común de lo que creemos.