Bienvenida Patricia Sánchez a Quadratín Bajío
Deserción universitaria: Un reto que exige unión entre familia, universidades y gobierno
En México, la deserción universitaria sigue siendo una problemática que afecta el desarrollo académico, social y económico del país. Aunque en los últimos años hemos visto ligeras mejoras, con una tasa de abandono que pasó del 8.8% al 8.1% entre 2020 y 2022, el desafío persiste. Solo el 60% de los estudiantes que ingresan a la educación superior logran completar su carrera, y la cifra se reduce aún más al hablar de quienes alcanzan la titulación. Estas estadísticas, detrás de las cuales hay historias de frustración, sueños truncados y oportunidades perdidas, nos urgen a actuar en conjunto: universidades, familias y gobierno.
La deserción escolar no tiene una sola causa; es un fenómeno complejo alimentado por factores económicos, personales, académicos e institucionales. Para enfrentarlo, necesitamos estrategias integrales que fortalezcan la permanencia y la culminación exitosa de estudios en el nivel universitario. Las universidades tienen un papel clave en la implementación de programas de apoyo, pero no pueden hacerlo solas. Es necesario involucrar a las familias como un pilar emocional y motivacional, así como al gobierno, quien debe asegurar políticas y recursos efectivos que garanticen el derecho a la educación.
La familia: el primer soporte emocional y motivacional
Detrás de cada estudiante que decide abandonar su carrera universitaria, hay factores emocionales y personales que suelen pasar desapercibidos. La falta de motivación, la presión académica y las dificultades para adaptarse al entorno universitario afectan profundamente su rendimiento y bienestar. En este sentido, la familia juega un papel crucial como guía, motivación y respaldo. Es indispensable que los padres y tutores fomenten la importancia de la educación, generen espacios de comunicación y acompañen a los estudiantes en momentos de incertidumbre.
Además, las universidades pueden facilitar esta conexión mediante programas de integración familiar, donde se capacite y oriente a los padres sobre cómo apoyar a sus hijos en su proceso académico. La educación no debe verse como una responsabilidad exclusiva del estudiante, sino como un esfuerzo compartido donde la familia forma parte fundamental del éxito universitario.
Universidades: espacios de apoyo integral y flexibilidad
Las universidades son el segundo hogar de los estudiantes y deben ofrecer espacios de apoyo integral que respondan a sus necesidades. Entre las estrategias más efectivas se encuentran:
La Universidad de Guanajuato ha trabajado en esquemas de acompañamiento y ha trabajado en la innovación en programas académicos que consciente de esto, sabe que son fundamentales para fomentar el éxito estudiantil. El trabajo de las universidades debe ser constante y enfocado en generar un entorno inclusivo donde cada estudiante encuentre las herramientas necesarias para prosperar.
El papel del gobierno: un compromiso prioritario
Por su parte, el gobierno tiene la responsabilidad de crear las condiciones estructurales y económicas para que ningún joven tenga que abandonar sus estudios. Esto implica:
Es fundamental que las autoridades vean a la educación superior no como un gasto, sino como una inversión de largo plazo que impactará positivamente en el desarrollo del país. Cuando un joven deserta de la universidad, no solo pierde él o ella: pierde su familia, pierde la universidad y pierde México.
Trabajar juntos por un futuro con más graduados
Combatir la deserción universitaria es un reto que no puede recaer únicamente en las universidades. La colaboración entre las familias, las instituciones educativas y el gobierno es la clave para encontrar soluciones efectivas y sostenibles. Cada estudiante que logra graduarse representa un triunfo colectivo: una familia que lo respaldó, una universidad que lo formó y un país que le brindó las oportunidades para alcanzar su potencial.
Como sociedad, debemos asumir la responsabilidad de apoyar a nuestros jóvenes. La educación es el motor que impulsa el futuro de México. Trabajemos juntos para que cada estudiante tenga la oportunidad de concluir sus estudios, alcanzar sus sueños y contribuir a un país más justo y próspero. Porque cada graduado representa esperanza, desarrollo y progreso para todos.