
Claudia Sheinbaum: defensa incansable de la soberanía nacional
Impensable la involución de Estados Unidos con el regreso de Donald Trump a la presidencia. El país que lideró la defensa de la libertad y la democracia ha repudiado en cuestión de unas semanas lo mejor de sí mismo. Lo que ocurre en la economía, tanto en EE. UU. como en el mundo por las decisiones de Trump, es grave, pero menor si se compara con el deterioro de principios fundamentales de la civilidad política occidental. El desprecio por la legalidad, la coexistencia de la pluralidad, la libertad de expresión y el debido proceso representa un retroceso alarmante.
Una diferencia clave entre Trump 1.0 y Trump 2.0 es su equipo. La mayoría de sus nombramientos son una afrenta a la dignidad del servicio público y la política. El contraste entre el actual vicepresidente, J.D. Vance, y su antecesor, Mike Pence, es muestra. Hoy dominan el desenfreno, la provocación y la ignorancia, amparados por ideas fijas, tan absurdas como obsoletas. Al igual que con López Obrador no es derecha, tampoco izquierda, es un conservadurismo autoritario.
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