El Bar/Norberto Gasque Martínez
La noticia surgió el pasado 16 de octubre desde la ciudad de Buenos Aires, Argentina, Liam Payne, el integrante de un grupo de cantantes o banda musical conocida como One Direction de origen británico, de 31 años, había muerto por causa de un politraumatismo severo, consecutivo a la caída desde el balcón de un hotel, a catorce metros de altura.
El cantante ocupaba una habitación localizada en el tercer piso del hotel de aquella ciudad. En diversos medios de comunicación se mencionaban detalles previos a su muerte y consecutivos a la misma. Inclusive escuché la grabación en una entrevista radiofónica donde un empleado del hotel mencionó que se había solicitado mediante una llamada de emergencia la presencia de la policía y de elementos de protección civil, pues alertaban de un gran escándalo y problemas en esa habitación con el huésped, además agregó que al Gerente del hotel le parecía que Payne estaba bajo la influencia de drogas y alcohol.
Tiempo más tarde a esa llamada, antes de que llegaran las fuerzas del orden, el cantante cayó desde el balcón; al recoger el cadáver en el patio del hotel se recuperó una botella de whisky y un teléfono celular; la autopsia reveló solamente lesiones externas e internas de suma gravedad, pero aún no se contó con el dictamen toxicológico.
Por su parte la policía de Buenos Aires corroboró la versión del empleado del hotel, de que recibieron una llamada a las 17:04 horas de ese miércoles 16 de octubre, donde se alertaba de emergencia sobre un huésped del hotel en estado violento y agresivo. Por su parte los mismos elementos policiacos (nos parece indebidamente) mostraron imágenes de la habitación de Payne con una escena caótica con objetos desordenados, artículos personales regados, un televisor roto, así como paquetes de sustancias medicamentosas controladas, como el clonazepam, y suplementos energéticos y medicamentos de venta libre. Datos importantes revelados por el periodista Oscar Guzmán para el portal “Quinto Poder”.
Ahora bien, el periódico AM en su sección C “Vivir +” los días 19, 21 y 22 de octubre publicaron notas sobre este acontecimiento, en donde se informa que por ejemplo un pequeño grupo de ¿seguidores? adolescentes y jóvenes estuvieron en el Parque Irekua en Irapuato, poniendo veladoras y algunas fotografías como homenaje; también, pero cuatro días después del acontecimiento, quizás atraídos por la anterior publicación, se reunió un grupito de jóvenes aquí en León en el Fórum Cultural con sus veladoras y fotografías.
En esta misma nota se agrega que este joven amasó una fortuna de más de mil millones de pesos, las cuales se disputarán seguramente sus padres, la madre Cheryl Cole de un hijo que tuvo, y la novia que lo dejó en el hotel de Argentina Kate Cassidy.
Y para no quedarse atrás, algunos jóvenes celayenses también se reunieron para rendir homenaje a este mismo personaje y su tragedia, pero ya se agregan nuevos datos sobre su muerte, corroborando que se trataba de un sujeto drogadicto que había consumido crack, benzodiazepina, clonazepam y cocaína antes de su deceso, todo un coctel de sustancias letales.
Afortunadamente, sumando a este exiguo conjunto dizque de fanáticos de un personaje trágico como el de este caso, en una población juvenil de todo nuestro Estado de Guanajuato, no llegaron ni a cien, lo cual denota que la mayoría de este sector fue indiferente al hecho de engrandecer la muerte de este joven británico envuelto en una vorágine de fama, dinero y vicios. No obstante, no deja de preocupar el que los valores que deben ensalzarse y prevalecer en la juventud, como los ideales propios de esa edad, como lo difundió el escritor argentino José Ingenieros en su obra “El Hombre mediocre”, en algunos de estos disque fanáticos les harían mucha falta y no andar buscando ídolos falsos, de barro, inocuos, y francamente ejemplos nocivos para la sociedad en general.
Al comentar estos hechos en un chat, me agradó la opinión de una compañera abogada, madre de familia, ejemplo de esfuerzo y dedicación como lo es la Lic. Alicia Orozco Candelas, cuyas palabras paso a transcribir: “Es triste, justo ahí es en donde nosotros como padres debemos de poner atención, atender, hablar y asistir a nuestros hijos, nadie estamos exentos de un problema de adicción en nuestras familias pero con atención, tratamiento y mucho amor los muchachos y familias salen adelante. Amor y unión familiar es la solución. De verdad”.
En esta Navidad y Noche de Año Nuevo, deberíamos aprovechar los padres de familia para en un esfuerzo de reflexión advertir a nuestros hijos que no vale la pena seguir a esta clase de personajes que generan un mal ejemplo para la juventud sobre consumir drogas de todo tipo que, más que lo musical, es lo que se ensalza y sobresale de estos sujetos llevándolos hasta el suicidio.
¡Feliz Navidad y Año Nuevo, para los amables lectores!