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GUANAJUATO, Gto., 18 de agosto de 2025.- Resonancias de la dualidad es el eje rector de la temporada de la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato (OSUG), donde se combinan piezas clave de la música clásica y contemporánea. En ese tenor, el segundo programa rindió homenaje al compositor francés George Bizet, al mismo tiempo que se interpretó obra de Carlos Jiménez Mabarak y un estreno de Hebert Vázquez, esto en compañía del aclamado saxofonista mexicano Rodrigo Garibay.
En el Teatro Juárez, el concierto dio inicio con la Balada del venado y la luna (1948), del compositor mexicano Carlos Jiménez Mabarak, pieza concebida para ser bailada. En su estreno, el papel del venado fue interpretado por el bailarín y coreógrafo Guillermo Arriaga, con escenografía y vestuario de Rufino Tamayo; tiempo después, estos fueron rediseñados por Leonora Carrington.
El argumento del ballet refiere una antigua leyenda maya. El venado baja a beber al ojo de agua; al mirar el reflejo de la Luna, queda prendado de ella. Perseguido por un cazador, el animal es protegido por las nubes, amigas del astro, aunque es alcanzado y cae a los pies de su amada, quien lo cobija y consuela hasta el momento de su muerte.
En seguida, el público pudo atestiguar el estreno mundial de Cartografía de la bruma (2021), de Hebert Vázquez, composición a pedido del intérprete y el cual se suma al proyecto de estreno y grabación de obras mexicanas para saxofón y orquesta que Rodrigo Garibay encabeza.
Garibay es un saxofonista y clarinetista mexicano con destacada trayectoria, reconocido por su versatilidad y profundidad artística, siempre en búsqueda de nuevos lenguajes musicales. Ha sido solista con importantes orquestas mexicanas y participado en más de 70 producciones cinematográficas; incluso ha sido nominado al Ariel por su trabajo como compositor.
Durante la composición de la obra, se estableció un diálogo entre el compositor y el saxofonista sobre el color instrumental y el uso de las técnicas extendidas, como los multifónicos, el frulato, el growling, el slap tongue y las digitaciones alternativas.
Vázquez explicó que la obra, escrita en un solo movimiento, exhibe al instrumento solista en diferentes roles: como antagonista o integrado a la misma orquesta, y en entornos camerísticos conformados por subgrupos instrumentales más íntimos; inicia envuelta en una atmósfera tímbrica introspectiva, más bien abstracta, pero la sonoridad se abre a elementos rítmicos en los que es posible identificar alusiones al jazz, esto a partir de las experiencias auditivas del compositor. Garibay la ha calificado con mucha energía tímbrica, muy intensa y técnicamente muy demandante.
Después del intermedio, la solemnidad del homenaje llenó el recinto con la música de francés Georges Bizet, particularmente las suites núm. 1 y 2, compuestas como música incidental para la obra dramática L’Arlésienne (1872), del escritor naturalista Alphonse Daudet, la cual fue rechazada categóricamente por el público y la crítica desde su estreno.