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A lo largo de su carrera, Sasha Montenegro posó en numerosas ocasiones para la cámara de Antonio Caballero, creando imágenes memorables en la fotografía mexicana. Estas sesiones fotográficas capturaron la esencia de una mujer de gran presencia y carisma. En cada imagen, ya fuera en un jardín, una alberca o un estudio, reflejaba su belleza y ese atractivo singular que la distinguía de otras actrices de su tiempo. En las fotos junto a una alberca, su figura bien formada y su elegancia se veían potenciadas por el entorno acuático, creando una atmósfera de sofisticación y encanto.
En el estudio, con una iluminación cuidadosamente planificada, su rostro y expresiones eran el centro de atención, mostrando su capacidad para transmitir emociones complejas con una mirada o una leve sonrisa. Era una mujer capaz de capturar la atención y el respeto tanto de la cámara como de su audiencia. A través del lente de Antonio Caballero, podemos apreciar un vistazo íntimo a su personalidad.
Alberto Carbot
Antonio Caballero, sin duda uno de los más importantes fotógrafos vivos de México y, debo decirlo, mi gran amigo, ha sido testigo de innumerables historias en sus 83 años de existencia. Ha conocido y tratado a figuras emblemáticas que han dejado una marca indeleble en la cultura, los espectáculos, los deportes y la política. Sin embargo, en nuestras conversaciones, entre todas esas luminarias, cuatro mujeres siempre han encontrado su sitial: en primer lugar, la inigualable Marilyn Monroe. Él tuvo la oportunidad de capturar la esencia de la icónica actriz y, de manera audaz y sin proponérselo, fotografiar su entrepierna desnuda durante su conferencia de prensa en el Hotel Continental Hilton el 22 de febrero de 1962 en la Ciudad de México, inmortalizando a la diva que sigue siendo el símbolo universal de la sensualidad. Otra de las mujeres frecuentes en nuestras charlas ha sido la talentosa e intempestiva Isela Vega, con quien Caballero tuvo una relación que se extendió más allá de lo estrictamente profesional. También hablamos mucho de Meche Carreño, cuya belleza natural y presencia en pantalla aprecié profundamente durante mi adolescencia, influenciado por mis orígenes costeños y agrestes del sur del país. Gracias a Antonio, pude entablar una relación amistosa con ella, lo cual fue una experiencia personal muy valiosa y enriquecedora para mí.
La última de estas mujeres era Sasha Montenegro, recientemente fallecida. Antonio posee miles de fotos y un anecdotario infinito sobre las actrices más talentosas y bellas y sus contrapartes masculinas, no exento de intimidades, que sólo pueden compartirse con un amigo de mucha confianza. Él generosamente me ha transmitido de viva voz y yo he tenido oportunidad de registrar para la posteridad, el testimonio de esas épocas y sus protagonistas. La historia de Sasha, una de las estrellas más emblemáticas del cine nacional, es una de ellas.
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