
Descomplicado/Jorge Robledo
Para hacer un parangón en el tiempo con los amables lectores con la situación de percepción criminal que existía en nuestra ciudad hace cuatro años y medio durante la pandemia del COVID-19, me voy a permitir reproducir el contenido del artículo que escribí en estas páginas el 20 de septiembre de 2020, pocos días después de celebrar el “Grito de Independencia” de aquel año.
Ustedes dirán si hemos mejorado, empeorado o seguimos estancados en los problemas de seguridad pública, no sin antes resaltar el doble asesinato del miércoles pasado en pleno centro de la ciudad, en la intersección de las calles Álvaro Obregón y Antillón, junto al Santuario de Guadalupe, temprano, a las 8:15 am:
“UN GRITO A LA NADA.- 20-09-2020.- Emulando la ceremonia de “El Grito” conmemorativa del aniversario del inicio de nuestra Independencia, al igual que hicieron los gobernantes de los tres niveles de gobierno como aún los conocemos en nuestra actual organización político-administrativa, los ciudadanos gritamos ante la delincuencia y los crímenes cometidos sin rubor alguno, a plena hora del día en cualquier lugar de nuestro Municipio o Estado; esos gritos son lanzados a la nada, al vacío, sin encontrar un atisbo de atención, mucho menos de eco.
No podía ya, abstraer este tema, de mis entregas a este diario, ante el cúmulo de mensajes, quejas y reclamos en los medios de comunicación en esta semana que termina y miles de referencias y comentarios en las redes sociales, dando cuenta de los homicidios mediante balaceras cometidos en las calles de la ciudad; no en lugares recónditos, en los barrios bajos, en las afueras, en las zonas limítrofes, o en la oscuridad o sordidez de callejones poco frecuentados, sino en las zonas céntricas o de alto nivel socioeconómico y durante el día, frente a la cotidianeidad y actividades de un día normal, delante de muchos espectadores, testigos, con el descaro de ser reconocidos e identificados los malhechores, seguros de que la ineficacia policial no los alcanzará a detener y de que la fiscalía investigadora cruzará sus brazos, ante la justificación más adecuada y salvadora: “son ataques y confrontaciones entre cárteles delincuenciales que luchan por dominar el territorio, se matan entre ellos”.
En el duro ajetreo citadino, después de largos meses de encierro por la pandemia que nos abate y que poco a poco ha ido amainando con los cuidados que se han observado, ya los habitantes comienzan a tener más actividades, buscando tener algunos ingresos económicos; se empiezan a poblar los restaurantes con algunos comensales, los comercios, los Bancos ya se notan más concurridos, el tráfico vehicular aumenta; pero de pronto el pánico, las persecuciones en autos y camionetas de lujo, los balazos que se escuchan atronadores como parte de las fiestas patrias; pero no, son las 14:00 horas; los vehículos por las persecuciones chocan entre sí o contra postes, árboles o parte del equipamiento urbano; toda la gente alrededor o dentro de comercios, Bancos, gasolineras, cafés, restaurantes, ambulantes, todos al piso; delincuentes que hieren, matan y rematan sin pausa alguna; conductores de vehículos atrapados en el caos, haciendo esfuerzos por salir de dicha zona de miedo, pensando solo en salvarse de ser víctima colateral de esa “lucha territorial” que refieren las autoridades.
Ora en la Colonia Arbide, ora en la Lomas del Campestre, ora en la San Pedrito, ora en la Michoacana, ora en San Miguel, ora en el Coecillo, ora en La Merced, la Piscina, Las Américas, el Fraccionamiento Guadalupe, Villa Insurgentes; por toda la mancha urbana.
Rocío Naveja, una luchadora social, Presidenta del Observatorio Ciudadano de León, Rectora de la Universidad Humani Mundial, inicialmente especializada y pionera en los estudios de Criminología, Criminalística y Policiología en la localidad, levanta la voz: “El Crimen Organizado llega a las entrañas” (Periódico a.m. 18/09/2020 Primera Plana); no me quedó claro si se refería a las entrañas de la ciudad o de algunas familias leonesas, pues los protagonistas de estos crímenes son jóvenes; otras organizaciones civiles y de profesionistas, gritan, los empresarios gritan, todos gritamos, por ahora es solo al vacío; sigamos gritando hasta ser escuchados; el próximo año gritaremos también con nuestro voto.”