
Cada quien en su burbuja
Sería equivocado pensar que por tener a una mujer presidenta la violencia de género, desigualdades, feminicidios y otros pendientes que históricamente el androcentrismo ha mantenido hacia las mujeres va a terminar, pero sí es de esperarse que se implementen políticas públicas, más presupuesto y un discurso en favor de ellas.
En el caso de la presidentA Claudia Sheinbaum (con A como ella lo ha hecho notar, que en la retórica es importante para aquellos que se rehúsan a llamarla de esta manera) para un primer año es muy precipitado calificar con perspectiva de género su gestión, al final de su sexenio podremos evaluar si realmente existió un cambio en este tema, por ahora podemos hablar de las acciones que se han realizado.
Lo primero que podemos destacar es el programa Pensión Mujeres Bienestar, no podía faltar en un gobierno donde los programas sociales son prioridad desde el sexenio pasado, las mujeres de entre 60 a 64 años de edad reciben un apoyo económico de 3 mil pesos bimestrales. Un acierto y deuda que se tenía con las mujeres desde hace años es la creación del Sistema Nacional de Cuidados que por ahora va conformándose.
Por otro lado está la creación de la Secretaría de las Mujeres dirigida con Citlali Hernández, además en diciembre del año pasado firmó el decreto para proteger a las mujeres en México, por el cual se reformaron y adicionaron diversas disposiciones a siete leyes secundarias, otra acción es la creación de la Cartilla de Derechos de las Mujeres para fortalecer la igualdad sustantiva y erradicar la violencia, en la lista siguen los Centros LIBRE para las Mujeres, que forman parte de la estrategia nacional para apoyar a todas aquellas que requieran atención integral, para la prevención y atención de la violencia como para su búsqueda de autonomía económica y social.
También la presidenta declaró este año 2025 como el Año de la Mujer Indígena, con lo que también se estableció un programa de actividades para conmemorar y honrar su labor. En este sentido implementó el programa Apoyarte, que entrega créditos a campesinas y trabajadoras, las mujeres reciben 30 mil pesos para comprar hilos, telas, una máquina de coser, pagar la luz y el agua, porque trabajan desde sus casas y ellas deciden en qué utilizarlo.
Todas éstas acciones parecen los primeros pasos de lo que nos podría llevar a un cambio para cerrar la brecha de desigualdades hacia las mujeres, falta de oportunidades, discriminación y mayor participación en la vida pública, sin embargo el problema es mayor como para resolverlo en pocos años, y ha hecho falta un mayor acercamiento de la presidenta con los colectivos feministas, el mensaje “No llegamos todas” de la marcha del 8 de marzo da cuenta de ello, así como las víctimas de feminicidios que se siguen contando en el país a diario por la impunidad, es ahí donde está el verdadero reto, mientras no exista justicia para las mujeres violentadas y asesinadas, se tiene la seguridad por parte del agresor que lo puede seguir haciendo sin que pase nada. Y aunque cierto es que tenemos un nuevo Poder Judicial, el papel que va a desempeñar para hacer justicia en favor de las mujeres es poco esperanzador.
El trabajo de la presidenta es que con todas las acciones anteriores, que no son menores, logre cambiar la percepción de las mujeres en su protección, oportunidades , desarrollo político, social y justicia, de esta forma nos haría sentido la frase que ella misma acuñó al preguntarnos ¿si llegamos todas?.